ALGO MÁS QUE PALABRAS
UN MUNDO DE SECRETOS
Vivimos en un mundo de entornos ocultos, de realidades disfrazadas, de situaciones
furtivas y de contextos enigmáticos. Definitivamente me niego a rendirme a la evidencia de que
este planeta está adormecido y putrefacto. Otra atmósfera más transparente ha de ser posible. El
día que seamos capaces de exponer con claridad los problemas que nos afligen, ese mismo día
encontraremos los medios para resolverlos. Por eso, quiero dar la enhorabuena a los países del
Reino Unido, Francia, Alemania, Italia y España, que hace unos días optaron por llevar a buen
término un proyecto piloto multilateral de intercambio de información fiscal en la maltrecha
Unión Europea. La decisión de derogar el secretismo bancario, desde luego, supone un avance
frente a tantos retrocesos sufridos en los últimos tiempos. No se puede mirar hacia otro lado
ante hechos tan injustos como la evasión fiscal. La lucha contra los paraísos fiscales debe
comenzar cuanto antes. Esperemos que a estas naciones no les tiemble el pulso a la hora de
actuar.
Hoy es más importante que nunca poner en valor un orden político, económico y
jurídico mundial apoyado en reglas éticas claras y contundentes, para que todos nos apoyemos
en una transparencia total. Sólo así se pueden evitar los fenómenos de corrupción, que
perjudican gravemente a la ciudadanía y los pueblos. Tenemos que impedir el privilegio y los
beneficios injustos, las actividades económicas desarrolladas sin respeto a los derechos
humanos, así como la proliferación de paraísos fiscales. Tenemos recursos suficientes en el
mundo para todos. Lo que sucede es que están desigual e injustamente distribuidos; y esto se
debe, en parte, a la existencia de una arquitectura financiera global proclive al secretismo, al
blanqueo de capitales, a la evasión y al fraude. La única esperanza que nos queda ante este
declive económico, de deterioro social de la persona, es que prevalezcan en el mundo posturas
valientes, comprometidas con los más débiles, con sentido de la conciencia crítica y con visión
humana.
Ya está bien de secretismos, de estafas consentidas y de juegos sucios. Tenemos que
saber a dónde queremos llegar. Tampoco me vale la resignación. Como ya, en su tiempo,
pronunció el orador y político romano, Cicerón, "la ley no ha sido establecida para el ingenio de
los hombres, ni por el mandamiento de los pueblos, sino que es algo eterno que rige el universo
con la sabiduría del imperar y del prohibir". Que sean las normas las que pongan al descubierto
los engaños, la brutalidad de los seres humanos, la falta de justicia de la especie. En teoría todos
somos iguales ante la ley, en la práctica suele supeditarse a los que tienen la potestad de
aplicarla y en aquellos que mejor saben guardar sus madrigueras. Si viviéramos en un ambiente
de transparencia, las pruebas serían evidentes y su destrucción no sería fácil. La postura, por
tanto, de todas las naciones, ante este tipo de delitos que causan tanto daño, tiene que ser
concluyente y el empeño firme.
En consecuencia, la claridad en nuestro proceder es la clave cuando se trata de frenar
estos hechos delictivos, que han tomado la opacidad como diario en su propia vida. No podemos
perder más tiempo para llevar a cabo ese activo de transparencia, tanto por parte de los
organismos internacionales como del conjunto de líderes políticos, económicos y sociales.
Considero, pues, que han de hacerse todas las reformas financieras que sean necesarias, para
que cese esta horma de desórdenes, de manera inmediata, creíble y profundamente
ejemplarizante. Caiga quien caiga. Sin duda, esta cuestión, de evasión fiscal y de paraísos
fiscales, ha de ser una de las principales prioridades en todos los foros internacionales
competentes en la materia. De lo contrario, si seguimos permitiendo la opacidad, será
complicado levantar cabeza en los próximos años.
Víctor Corcoba Herrero/ Escritor
corcoba@telefonica.net
10 de abril de 2013.-