El silencio del Papa
En silencio, con enorme discreción, así se marchó el Papa después de anunciar ante
el consistorio que dejaría el trono de Pedro el día 28 de febrero a las 20 horas,
cuando termina habitualmente su jornada laboral.
Dijeron algunas fuentes que vivieron ese singular momento que quiso marcharse
con tanta discreción que ni siquiera permitió que le besaran la mano los allí
presentes, como si ya quisiera pasar de largo por este peculiar gesto que implica el
cargo que ahora ocupa.
Uno de los calificativos más repetidos en estas horas sobre la figura del Santo Padre
ha sido el de su humildad y este de salir en la discreción del silencio no es sino otro
ejemplo de su virtud.
En la misiva a sus fieles, también precisamente esta cualidad. "Su decisión,
destacaba el cardenal Rouco, es un claro signo de humildad, de libertad en el Señor
y de amor a la Iglesia, a la que ha servido con entrega infatigable y generosa".
Jesús Domingo Martínez