En la ética, ¿todo cambia?
P. Fernando Pascual
9-2-2013
Lo que en el pasado era visto como bueno hoy es malo. Lo que hoy consideramos como bueno,
¿será declarado malo en unas décadas?
Se producen continuamente cambios en la sensibilidad de los pueblos. De ahí nace la pregunta: en
el mundo de la ética, ¿todo cambia?
Admitir que los valores están en un proceso continuo de evolución y cambio implica suponer que
no habría nada que fuera bueno y malo en sí mismo, sino que todo dependería del momento
histórico en el que nos encontramos.
Si en el pasado la tolerancia no era vista como algo bueno, hoy la vemos como un principio básico
para la convivencia, pero quizá mañana otra vez se piense que tolerar es malo.
Percibimos que no todos los valores están sometidos a un proceso inevitable de cambios y de
replanteamientos. Algunos actos tienen que ser buenos en sí mismos y otros malos, aunque la gente
piense lo contrario en un determinado lugar o en una época concreta de la historia humana.
Por lo mismo, el que un comportamiento sea aplaudido por muchos no lo convierte
automáticamente en bueno, como tampoco sería malo lo que una mayoría considera como tal.
Entonces, ¿cómo distinguir lo que es bueno en sí y lo que es malo en sí, en el caso de que ello fuera
posible?
Algunos filósofos, a lo largo de los siglos, han intentado responder a esta pregunta. Una teoría que
gozó de cierta aprobación consiste en reconocer lo bueno o lo malo en cada acto según corresponda
o no corresponda a la naturaleza humana.
Muchos en el mundo moderno, sin embargo, han rechazado la idea de naturaleza humana. En parte,
porque no han comprendido el sentido filosófico de tal fórmula y la han asimilado a la física o a la
biología. En parte, porque admitir la naturaleza humana supone entrar en un tipo de pensamiento
metafísico que muchos rechazan radicalmente. En parte, porque no faltan quienes, como Sartre, han
llegado a decir que la idea de naturaleza va contra la libertad...
Pero sin tener una cierta idea de naturaleza humana, ¿es posible distinguir entre el bien y el mal
moral, o todo depende de la subjetividad de las personas o de las tendencias dominantes en los
pueblos? Y si todo depende de la subjetividad o de la historia, es fácil concluir que nada es bueno o
malo de modo absoluto. O, por poner otro ejemplo, que decir que el racismo está siempre mal es un
modo de pensar que algún día podría ser sustituido por la afirmación opuesta.
Reflexionar a fondo sobre esta problemática permite entrever la necesidad de un fundamento serio
de la ética. El bien y el mal no pueden ser algo subjetivo ni algo que cambia con la historia. Si algo
es justo, lo es hoy como lo era ayer y como lo será mañana; vale para quien vive en una cultura
agrícola como para quien vive en una sociedad tecnológica.
Hace falta, entonces, superar teorías que llevan al relativismo y al evolucionismo ético, para
reconocer que en ética no todo cambia, sino que existen constantes y principios que valen siempre.
Tales principios ofrecen siempre guías seguras en el anhelo de cada ser humano por encontrar la
verdad, el bien y la justicia.