“Querer es poder”
Una mujer de temple
Pbro. José Martínez Colín
1) Para saber
Aunque los sucesos desagradables suelen ser noticia, pueden
propiciar que se tenga una visión parcial del mundo pensando que
todo es así. Sin embargo, hay ejemplos edificantes que
contrarrestan dicha visión, ofreciendo esperanza y motivación para
hacer de este mundo un sitio mejor para vivir. Tal es el caso de una
joven mujer española, Teresa Perales, que no obstante estar
incapacitada para caminar, ha sabido salir adelante y ver la vida de
modo positivo.
2) Para pensar
En la inauguración de los pasados juegos paralímpicos en
Londres, la delegación española fue abanderada por una mujer que
iba en silla de ruedas, era Teresa Perales.
Recientemente la entrevistaron. En ella comentaba que fue a
los 19 años cuando contrajo una tuberculosis que acabó por dejarla
incapacitada para caminar y sujeta a una silla de ruedas. Sin
embargo, dice, la silla no cambió su vida, ni ha impedido hacer las
cosas que quiere. Es más, afirma que sin la silla no habría sido
capaz de salir a la calle, de vivir las experiencias que ha podido vivir
y de disfrutar de la vida.
Le preguntaron cómo logra transmitir la imagen de una
persona risue￱a, feliz. Ella respondi￳ con otra pregunta: “﾿Por qué
no voy a sonreír si tengo todo lo que necesito y todo lo que quiero?
Si tengo un hijo maravilloso que no cambiaría por nada del mundo…
además tengo un marido al que adoro… y un entorno muy feliz. No
tengo motivos para no sonreír. Aunque tengo mis momentos,
ᄀeh!…”.
Teresa es una campeona de la natación. Hasta el momento ha
competido en varias paralimpiadas, lleva seis medallas de oro, seis
de plata y diez de bronce, sumando un total de 22 medallas,
superando a cualquier deportista de paralímpicos españoles.
Además ha recibido múltiples distinciones y reconocimientos.
Sin embargo, lo curioso es que a Teresa, cuando caminaba, no
le gustaba nada la natación: “Odiaba nadar. Me parecía que era
mucho esfuerzo y que era antinatural. Porque tienes que controlar
la respiración y coordinar demasiados elementos. Pero al quedarme
en la silla, el agua se convirtió en un medio amigo. Miraba a la
gente a mi altura y me podía mover como quería, y eso me
gustaba”.
Le comentaron que hay gente que reacciona mal ante las
desgracias y los problemas, que, incluso, culpa a Dios… Teresa
responde: “Dios no tiene culpa de nada. Soy creyente y siempre
pienso que las cosas pasan por algo. Si no hubiera estado en la silla,
tal vez no habría conocido a mi marido. Y seguro que no habría
tenido a mi hijo, ni conocido a gente maravillosa de la que he
aprendido tantas cosas… Ojalá todo el mundo conociera a mis
compa￱eros… Y eso no lo cambiaría por nada del mundo. Al
contrario, tengo que estar muy agradecida”.
De esos compañeros, Teresa recuerda especialmente a Sara
Carracelas, otra nadadora, que tuvo una parálisis cerebral profunda,
y ya dejó de nadar. “Una vez me dijo Sara: «Tengo parálisis
cerebral, pero no soy tonta...». Ella me ha enseñado que no tengo
por qué quejarme”.
3) Para vivir
Además de su afición a la natación, Teresa decidió entrar a la
política y fue elegida diputada de un partido político. Comenta que
hizo para servir, para cambiar el sistema”. Ha querido que la gente
no la trate diferente: “Soy igual que tú, pero sentada. He tenido
dificultades y eso me ha hecho más fuerte ante la vida”.
Escribi￳ un libro, “Mi vida sobre ruedas”, donde nos relata su
vida, que ha sido dirigida por un lema que adopt￳: “Querer es
poder”. Ese mismo lema lo aplic￳ el día de su boda cuando, con la
ayuda de unos armazones, se puso de pie y caminó hacia el altar
haciéndose paso entre la admiración y las lágrimas de los
asistentes.
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