Volver a aprender
Falta una pedagogía que incluye al menos dos aspectos. En primer lugar, aprender
o volver a aprender el sabor de la alegría auténtica de la vida. No todas las
satisfacciones producen en nosotros el mismo efecto: algunas dejan una huella
positiva, son capaces de pacificar el ánimo, nos hacen más activos y generosos.
Otras en cambio, después de la luz inicial, parecen decepcionar las expectativas
que había despertado y dejan detrás de sí amargura, insatisfacción o una sensación
de vacío.
Un segundo aspecto, que va de la mano con el anterior, es nunca estar satisfecho
con lo que se ha logrado. Sólo las alegrías verdaderas son capaces de liberar en
nosotros esa ansiedad que lleva a ser más exigentes –querer un bien superior, más
profundo–, para percibir más claramente que nada finito puede llenar nuestro
corazón.
Jesús Domingo Martínez