Las ideas que plasman mi alma
P. Fernando Pascual
26-1-2013
Cientos de ideas pasan ante nuestros ojos, penetran por nuestros oídos, surgen desde nuestro
corazón. Unas llegan y escapan. Otras dejan una huella casi imborrable, hasta configurar
hondamente mi existencia.
¿Qué ideas plasman mi alma? Aquellas sobre las que vuelvo una y otra vez. Aquellas que me tocan
de modo especial. Aquellas que iluminan la situación en la que me encuentro. Aquellas que
determinan mis decisiones.
Entre las ideas que plasman mi alma, algunas son malas, otras son buenas.
Sí: hay ideas malas. Me apartan de la verdad. Me encierran en el egoísmo. Me invitan a la
desconfianza. Me llevan a despreciar a familiares o conocidos. Me provocan miedos engañosos. Me
destruyen.
Esas ideas malas llegan con más o menos frecuencia a las puertas de mi corazón. A veces por un
libro lleno de mentiras. Otras veces desde la voz de un “amigo” amargado que solo contagia
desalientos. Otras veces nacen de mí mismo: permito que un sentimiento negativo domine mi mente
y me arrastre hacia el mal, hacia el pesimismo o la amargura.
Gracias a Dios, también hay ideas buenas, y muchas. Me acercan a Jesucristo. Me sacan de mí
mismo. Me impulsan a la esperanza. Me ayudan a comprender y a perdonar a familiares y
conocidos. Me invitan a un trabajo serio y decidido. Me construyen.
De nuevo, me pregunto: ¿qué ideas plasman mi alma? ¿Cuáles medito una y otra vez en esos
momentos en los que estoy conmigo mismo? ¿Cuáles dejo que me acerquen al amor hacia Dios y
hacia mis hermanos?
Cientos de ideas tocan mi vida. Con un corazón abierto y magnánimo, sabré despreciar aquellas que
no sirven para nada o que dañan, y buscaré acoger y meditar, en profundidad, aquellas que me
permitan avanzar hacia el bien, la verdad, la belleza y la justicia.