Algunas ventajas del anonimato en Internet
P. Fernando Pascual
26-1-2013
El anonimato en Internet tiene sus desventajas y sus ventajas, sus peligros y sus beneficios.
Ofrecer una reflexión exhaustiva sobre el tema resulta difícil y complejo, por lo que nos fijamos
ahora en algunas ventajas, sin olvidar, junto a las mismas, la posibilidad de peligros y deformidades
que aparecen desde un uso incorrecto del anonimato.
Hay que recordar, como premisa, que existen dos (o tal vez más) niveles de anonimato. Uno es el
anonimato completo, donde uno interviene simplemente como “anónimo” o desde un “IP” más o
menos variable. Otro es el anonimato bajo pseudónimo, que puede, al menos en principio,
orientarse a la búsqueda de una cierta continuidad en las participaciones. Este segundo nivel de
anonimato puede ser vulnerable cuando otro usuario, por error o con cierta malicia, usurpa el propio
“nickname”, si bien existen a veces modos más o menos eficaces para garantizar que bajo un
pseudónimo sólo pueda intervenir siempre la misma persona.
Se use una o otra forma de anonimato, veamos ahora algunas de sus ventajas.
La primera ventaja es bastante evidente: con el anonimato uno protege su propia intimidad. Entrar
en un foro, en un chat, o en la página de un periódico y poner datos personales tiene sus peligros.
En cambio, participar en cualquier página con un “nickname” da una cierta sensación de seguridad:
hablo simplemente en cuanto ser humano, al mismo tiempo que custodio mi propia vida personal y
familiar.
Lo anterior, desde luego, es correcto si uno busca objetivos buenos; si pretende, por ejemplo,
dialogar sanamente con otros, discutir sobre temas de interés, ofrecer datos o imágenes, enriquecer
páginas interactivas (como Wikipedia), etc. En cambio, resulta claramente reprobable usar el
anonimato para el mal, o incluso para delitos punibles por la ley, como cuando se promueven
calumnias o se incita a acciones injustas, fuera de todo respeto a los derechos humanos
fundamentales.
La segunda ventaja nace del mismo contexto en el que funciona Internet: si ya existen muchos
usuarios anónimos, entrar en una página de forma anónima permite colocarse al mismo nivel de
quienes han optado por esta forma de participación.
Es cierto que hay lugares donde en un debate participan usuarios anónimos, usuarios que escriben
desde sus nombres y apellidos verdaderos (al menos en teoría), y quizá algunos que escriben desde
nombres falsos. Por eso no es extraño que algunos participantes sienten cierta desconfianza ante los
“anónimos” y privilegian las participaciones firmadas con nombre y apellidos.
Sin embargo, hay que recordarlo, no todas las firmas son verídicas, ni resulta fácil garantizar que un
participante posea la identidad que dice poseer. Por lo mismo, el usuario anónimo puede llegar a
tener la misma honestidad (o incluso mayor) que quien interviene bajo una firma no verificable. Y,
desde luego, es mucho más honesto que quien usurpa, engañosamente, los datos de una persona
concreta.
Una tercera ventaja, que está íntimamente unida a las que acabamos de señalar, consiste en poder
participar con una mayor libertad. Lo que se escribe bajo anonimato no está condicionado por la
imagen con la que uno suele aparecer (o suele ser juzgado) cuando se mueve ante otros con su
nombre y apellidos. En otras palabras, la máscara del anonimato permite sacar a la luz dimensiones
de la propia personalidad y pensamientos que a veces uno no consigue manifestar ante otros en el
trato cotidiano.
Esto, desde luego, también tiene sus desventajas. Ya más de alguna vez algún político, bajo su
nickname, habrá criticado fuertemente las decisiones del secretario general de su partido, mientras
en la “vida real” aplaude servilmente todo lo que propone su jefe de filas. Sin embargo, este modo
hipócrita de comportarse, que generalmente es fuertemente rechazado por muchos, no tiene su
origen en el anonimato, sino precisamente en la vida real.
De modo casi paradójico, lo que algunos piensan verdaderamente sale a la luz tras la protección de
un pseudónimo, mientras que fuera de tal protección no pocos adoptan posiciones falsas que
merecen, esas sí, una adecuada condena por parte de la propia conciencia y de los auténticos
amigos.
Tras estas reflexiones, desde luego insuficientes y provisionales, podemos intuir que muchas veces
el anonimato tiene sus ventajas, y que un mal uso del mismo tiene sus raíces en la situación
personal desde la que cada uno participa en Internet.
En efecto: si la conciencia está ofuscada, si nos dejamos arrastrar por intereses mezquinos,
actuaremos mal en Internet, con o sin anonimato. En cambio, si tenemos la conciencia en paz, si
vivimos según principios buenos, si amamos la justicia y la verdad, es posible intervenir
correctamente en Internet, sea que usemos nuestro nombre real, sea que optemos por hacerlo con la
ayuda del anonimato.