Un hijo que bautizó a su padre
Para Dios no hay imposibles
Pbro. José Martínez Colín
1) Para saber
En su primera audiencia general de este año 2013, el Papa
Benedicto XVI señaló que la Navidad del Niño Jesús recuerda que
nada es imposible para Dios que siempre obra maravillas en la vida
de los hombres. El Señor ilumina una vez más con su luz la
oscuridad que a menudo rodea nuestro mundo y nuestros
corazones, trayendo esperanza y alegría.
Siempre debemos confiar en Dios, renovando la fe en su
presencia y en su acción, como en la vida de María ¡Nada es
imposible para Dios! Con Él, nuestra existencia camina siempre
sobre un terreno seguro y está abierta a un futuro de esperanza
firme.
2) Para pensar
Este “A￱o de la Fe”, ha de crecer nuestra confianza en Dios, y
nunca perder la esperanza, pues Él tiene sus tiempos para
encontrarse con las personas.
Es lo que ocurrió con Hung Phuoc Lam, un dominico
vietnamita, y la historia de su padre, un perseguidor de la Iglesia.
Este joven Hung relataba recientemente lo difícil que fue vivir
su fe. Nació en una familia en que su padre veneraba a sus
ancestros, su tía era monja budista, mientras que su madre era
católica. Él fue bautizado católico.
Hunc cuenta que su “padre era muy severo y prohibía a mi
madre ir a la Iglesia” y tampoco podía ir él. Su padre odiaba el
catolicismo porque en alguna ocasión recibió mal trato en una
iglesia. “Se llenó de prejuicios contra los sacerdotes y contra la
Iglesia... Yo seguí confiando en Dios. Rezaba. Le rogaba que
cambiara el corazón de mi padre costara lo que costara. No excluí
mi propia llamada... Dios me llamó a la orden dominica, tenía 26
años”.
Su padre estaba furioso y le decía: “¡te prohíbo ser cat￳lico y
ahora quieres ser sacerdote! ¿No te das cuenta de cómo son los
sacerdotes y las monjas?”. A pesar de ello, “yo seguí adelante, en
silencio, confiando en Dios. Y todos los días recé por él con mi
madre”.
Cuatro años después de hacerse sacerdote ocurrió el hecho
más maravilloso. “Mi padre expres￳ el deseo de ser cristiano”. Fue
el hijo el que bautiz￳ a su padre en 2006. “Bauticé a mucha gente,
pero jamás olvidaré el momento en que bauticé a mi padre… fue
obra de Dios… Me dio mucho más de lo que yo le pedí en 20 años
de oración silenciosa y perseverante. Él, con su poder, hace
milagros en cosas normales”.
Esa conversión, dice Hung, fue fruto de la gracia y de la
intercesión de los mártires, pues en Vietnam ha habido muchos:
Obispos, religiosos y laicos. Juan Pablo II proclamó santos a un total
de 117 mártires vietnamitas: decapitados, quemados vivos,
descuartizados o torturados en prisión. Todos ellos se negaron a
pisotear la Cruz de Cristo. Ahora su sangre sigue dando frutos.
3) Para vivir
El Hijo de Dios, por obra del Espíritu Santo, se ha encarnado
en el seno de la Virgen María. Éste es un anuncio que resuena
siempre nuevamente y que lleva consigo esperanza y alegría a
nuestros corazones. Como María, sólo si encomendamos nuestra
vida al Señor como a un amigo en el que confiamos plenamente,
todo cambia, nuestra vida adquiere un sentido nuevo: el de hijos de
un Padre que nos ama y no nos abandona nunca.
Terminaba diciendo el Papa que, aunque a menudo nos
sintamos débiles e incapaces ante las dificultades y el mal del
mundo, el poder de Dios actúa siempre y obra maravillas,
precisamente en la debilidad. Su gracia es nuestra fuerza.
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