¿Hay ideas superadas?
P. Fernando Pascual
29-12-2012
Una forma cómoda de evitar una discusión con otra persona consiste en decirle: “tú defiendes ideas
ya superadas. Después de lo que se ha pensado y se ha dicho en el último siglo has quedado,
simplemente, desfasado”.
Este modo de hablar se construye sobre varios pilares. Uno consiste en suponer que lo nuevo supera
lo antiguo, que lo reciente deja en la oscuridad a lo anterior. Otro arranca de la idea según la cual
nuestra época ha llegado a un nivel tan elevado de saber que todo (o al menos mucho) de lo que
había sido aceptado como verdadero en el pasado ha quedado definitivamente desmentido.
Lo anterior podría valer respecto de algunas afirmaciones del pasado que casi nadie admitiría hoy.
Por ejemplo, si hace siglos se pensaba que la Tierra era el centro del universo, la astronomía
moderna ha desmentido satisfactoriamente tal teoría.
¿Vale, sin embargo, este modo de pensar respecto de valores no medibles empíricamente?
Pensemos, por ejemplo, en el tema del aborto. Durante siglos, eliminar al hijo antes del nacimiento
fue considerado un delito terrible, precisamente porque se actuaba sobre uno de los seres más
indefensos mientras vivía bajo la protección del cuerpo materno. Ahora, en cambio, el útero se ha
convertido en uno de los lugares más peligrosos para la existencia humana...
Alguno dirá, casi como quien repite una frase hecha, que el aborto es una conquista de la mujer y
que no es posible dar marcha atrás. Pero, ¿es de verdad una conquista el que una madre pueda optar
por la muerte de su hijo? ¿Y quién dice que en la historia no pueden darse pasos “hacia atrás”? ¿Y
no será que aprobar el aborto ha sido, sin que muchos lo perciban, un regreso a un pasado más
remoto que habría quedado superado por siglos de cultura de origen cristiano?
No basta con decir que ahora pensamos de una manera para automáticamente declarar como
verdaderas nuestras ideas y como falsas las ideas “antiguas”. Si ese criterio fuera válido, no
podríamos condenar los crímenes realizados en el pasado (por desgracia también en el presente) por
algunos pueblos que consideraban en su tiempo como válido y correcto eliminar a todos los
miembros de una raza diferente de la propia.
Las ideas no adquieren una patente de validez simplemente por convertirse en predominantes en un
momento de la historia, ni la pierden por quedar en minoría. Lo que era verdad ayer lo será hoy y
mañana, aunque un grupo humano piense lo contrario.
Por lo mismo, afirmar que una idea está superada por haber sido dicha en el pasado es erróneo. Sólo
es superada una idea cuando alcanzamos otra idea mejor, no simplemente porque la gente piense
hoy de una determinada manera. Vale la pena recordarlo, desde el testimonio de hombres fieles a su
conciencia como Sócrates, que supieron decir no a las mayorías y sí a lo que consideraron,
honestamente, como verdadero.