Volver a Dios, para volver a ser hombre
El gran reto del concilio, que comenzó ahora hace 50 años, consistía en presentar la
fe de manera apropiada a los nuevos tiempos. En eso consistía el famoso
“aggiornamento” o puesta al día, de Juan XXIII, según ha explicado Benedicto XVI:
“El cristianismo es siempre nuevo”, dice el Papa, porque el Dios eterno ha entrado
en la historia, y la Iglesia, cada cristiano, se relaciona de tú a tú con Jesucristo. Ésa
es la respuesta tanto a quienes pretenden romper con la Tradición, como a quienes
la sacralizan en sus formas puramente externas. Se trata, en ambos casos, de
reduccionismos ideológicos, que omiten el gran mensaje que quiso anunciar el
Concilio: que Dios es la respuesta a las preguntas y anhelos del hombre en
cualquier tiempo. También hoy, dice el Papa, y creo que con razón y conocimiento
de causa, “es necesario volver a Dios, para que el hombre vuelva a ser hombre”.
Jesús Domingo Martínez