Con motivo del Sínodo y el Año de la Fe.
Al inicio del Sínodo de Obispos, dijo el Papa: no es “una mera formalidad” si toda
cita sinodal se inicia con la oración, sino una demostración de conciencia del hecho
que “la iniciativa” es siempre de Dios, que nosotros podemos implorarla y que con
Dios la Iglesia puede sólo “cooperar”. Es de aquí que nace el segundo paso, con
aquello que en latín se llama “confessio”, la confesión pública de la propia fe. Este
acto, explicó, es mas que un profesar la fe en Cristo: es una verdadera y propia
“confesión”. Como aquella hecha con valor ante un tribunal, “ante los ojos del
mundo”, si bien sabiendo qué cosa podrá implicar.
La “confessio” tiene necesidad de un “hábito” que la haga visible. Y he aquí el tercer
paso: la “caritas”. O sea la más grande fuerza que debe arder en el corazón de un
cristiano, la llama con la cual encender a nuestro alrededor el incendio del
Evangelio.
Jesús Domingo Martínez