Vivir el principio 90/10
¿Perdemos el control?
Pbro. José Martínez Colín
1) Para saber
Uno de los grandes retos que tenemos en nuestra existencia
es el dominio de nuestro carácter. No es fácil y podemos
experimentar cómo a veces se escapa a nuestro control y podemos
faltar a la caridad. ¿Cómo dominarnos?
El autor de varios libros de gran éxito, Stephen Covey, ha
formulado “El Principio 90/10” que le ha ayudado a muchas
personas. ¿En qué consiste? Covey dice que el 10% de la vida está
relacionado con lo que nos pasa involuntariamente, y el restante
90% está determinado por lo forma en que reaccionamos a eso que
nos pasa.
Eso significa que nosotros realmente no tenemos control sobre
el 10% de lo que nos sucede: no podemos evitar que el automóvil
se descomponga, que el avión se retrase, que nos sorprenda la
lluvia o que un automovilista nos obstaculice en el tráfico.
Pero el otro 90% es diferente. Solamente nosotros lo
determinamos con nuestra reacción.
No podemos controlar el semáforo en rojo, pero podemos
controlar nuestra reacción.
2) Para pensar
Covey nos pone un ejemplo. Imaginemos que el papá está
desayunando con su familia. En eso la hija tira una taza de café y
salpica la camisa blanca del papá.
El papá no tiene control sobre lo que pasó, pero sí sobre lo
que suceda a continuación.
Supongamos que maldice, y luego regaña duramente a su
hija. Ella rompe a llorar. Después critica a su esposa por colocar mal
la taza. Ella se defiende y sigue una batalla verbal. Vociferando, se
va a cambiar la camisa. Cuando regresa, su hija, por seguir llorando,
no termina su desayuno, por lo que se le hace tarde y pierde el
autobús escolar. Ahora él tiene que llevarla. Se hace más tarde y
maneja con exceso de velocidad. Después de 15 minutos de retraso
y obtener una multa de tráfico, llega a la escuela. La hija corre a la
escuela sin decirle adiós. Llega tarde a la oficina y se da cuenta que
se le olvidó el portafolios. El día empezó terrible. De hecho al
regresar a casa hay un distanciamiento con su esposa y su hija.
¿Por qué? El papá se siente víctima y culpa a los demás, pero,
¿Quién tuvo la culpa? ¿El café tirado? ¿La hija descuidada? ¿El
policía que multó? No, ninguno de ellos, fue el mismo papá. Todo
fue debido a la manera en que reaccionó esa mañana.
Ciertamente, él no tenía control sobre lo que pasó con el café,
pero sí por la forma en cómo reaccionó.
Supongamos otra reacción: si al momento de salpicar el café y
la hija a punto de llorar, se hubiera controlado y dicho algo como:
“No te preocupes, cariño, sólo ten más cuidado la próxima vez”.
Después de cambiarse de camisa y tomar el portafolios, vería cómo
su hija toma a tiempo el autobús escolar y voltea agradecida
diciendo adiós con la mano. Él llega a tiempo al trabajo y sin multa.
Hay gran diferencia. Aunque ambos empezaron igual,
terminaron muy diferente según la reacción.
3 ) Para vivir
Alguien puede decir algo negativo acerca de nosotros, o
interrumpir el tráfico, o retrasarse un vuelo, pero ¿perdemos la
paciencia? ¿Regañamos a alguien sin su culpa? No dejemos que ese
10% nos domine. ¿Por qué dejar que los automóviles nos arruinen
el viaje? No vale la pena lamentarnos por lo que no está en nuestras
manos. Usemos el tiempo y la energía que invertimos en quejarnos
sobre ese 10% para algo más útil. Del dominio de uno mismo
dependerá lo que podamos dar a los demás.
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