¿Cristianos o loros?
La repetición exhortante de las palabras bíblicas tienen su propia virtud, porque
hay mucha gente que no lee La Biblia y cree que no le interesa leerla, cuando puede por
este método comprobar las excelencias de sus textos, y de su valor espiritual y práctico
para la vida libre y valiosa. El desprecio a estas palabras, trae siempre calamidades y
muerte.
Lo que ya carga, es la repetición verbal de estos versos y pasajes bíblicos, y lo
poco que se practican. Todos van a sobresalir, porque todos creemos que tenemos algo
nuevo que decir, cuando hace siglos que estas cosas han sido dichas y ejemplarizadas
sobradamente por muchos santos y mártires.
¿Creemos que es fácil en muchos países ser cristiano? Sea de la clase o la
observancia que sea son perseguidos y salvajemente asesinados, y los templos más o
menos bonitos, grandes o chicos. Aquí somos arrogantes, débiles, acomodaticios, y muy
poco obedientes a la doctrina de Jesús.
Aquí tenemos dirigentes más o menos buenos, tenemos fácil acceso a las
iglesias, o mejor dicho templos o asambleas, y nadie se mete con nosotros. A lo más que
tenemos que hacer frente es a alguna que otra burla o ironía y hasta por la militancia
cristiana, que nos insulten o nos persigan, pero de forma incruenta y casi inadvertida.
Pues bien, ni eso somos capaces de soportarlo. Jesús nuestro Maestro divino nos
dejó muy buenos ejemplos (su Evangelio), para que pudiéramos andar rectamente sin
tropiezos, y con la paz que Él ofrece. Somos quejitas, criticones, y exigimos a los demás lo
que nosotros no somos capaces de ofrecer.
Decimos que los clérigos y los oficiales de las distintas denominaciones son así o
asá, y que han hecho esto o aquello. Nos agarramos a ello, como un gato a un chorizo que
cuelga, pero nosotros no somos mejores que aquellos a los que criticamos quizás con razón.
Es necesario que los responsables de las Iglesias, Parroquias y grupos, cuenten
con muchos cristianos dispuestos a estudiar la Biblia, y el conjunto de la doctrina y vida
cristianas como prioridad en sus vidas. La flojera de todos, hace que los dirigentes no
puedan hacer nada con tal material. Gente criticona y díscola, que se enfada en cuanto el
dirigente no les sitúa en un lugar privilegiado.
No hay nada que hacer con esto, y lo que se hace es más parecido al mundo que
a lo que es realmente la vida cristiana. Se critica al obispo, cura o pastor, etc. y hasta los
dirigentes de grupos anexos, pero nadie hace como hizo Mateo. Dejó todo abandonado y
siguió a Jesús. Lo que Cristo le ofrecía, era para Mateo lo más importante, y lo que era su
anhelo de toda su vida. Surgió Jesús y se acabaron las alcabalas.