En busca de la verdad
Sobre una película famosa
Pbro. José Martínez Colín
Lewis Wallace fue un general y escritor estadounidense que
nació en el año 1827. Era un hombre honrado y sincero, aunque
incrédulo e indiferente en materia religiosa influido por un amigo
ateo. Su amigo se llamaba R. G. Ingersoll, quien se burlaba y
negaba públicamente la existencia de Jesús. Este hombre le propuso
a Lewis que escribiera un libro en donde mostrara al mundo pruebas
de que Jesús jamás había existido, para que la gente creyente viera
con claridad su error.
Wallace aceptó la propuesta y se dedicó con esmero a una
investigación concienzuda sobre Jesús de Nazaret. Empezó a buscar
material para escribir el libro. Consultó antiguos manuscritos y
acudió a fuentes originales del período histórico en el que Jesús
había vivido. Escudriñó cada sitio por donde se decía que había
pasado Jesús. Estaba decidido a llevar al papel, con pruebas
irrefutables, todo lo que Ingersoll declaraba públicamente. Dos años
estuvo dedicado a ello. Pero, después de leer e informarse, le fue
imposible continuar en su actitud de incredulidad.
Al conocer a fondo la vida de Jesús se dio cuenta de que
nadie, sino el verdadero Hijo de Dios, podía haber hecho lo que él
hizo y haber sido como él fue. Tal perfección, tal excelencia, tal
sabiduría, tal doctrina, tal bondad, no podían haber venido de un
hombre común.
Tenía tantas evidencias que era imposible negarlo: Concluyó
que en verdad Jesús era quien dijo ser, el Hijo de Dios y Salvador
de la humanidad.
Fue entonces que el arrepentimiento inundó su corazón y cayó
de rodillas, pidiendo perdón. Aquel a quien había estado dispuesto a
destruir y a exhibir como un fraude, ¡había dado su vida por él!
Jesús no era un personaje de leyenda, era una realidad y una
respuesta a las necesidades de su propia vida. Wallace no escribió el
libro que pensaba publicar, pero en su lugar escribió otro y declaró:
"Como resultado de mis investigaciones y años de estudio, yo me
convencí de que Jesucristo no sólo es el Salvador del mundo, sino
que también es mi Salvador personal”. Como testimonio escribió la
famosa novela titulada: “Ben-Hur”.
En los años sesenta este libro famoso fue llevado al cine y ha
sido de las películas más ganadoras de la Academia con 11 premios
Oscar. Es difícil que alguien no la haya visto, sin embargo pocos
saben cómo se originó esta novela.
Wallace había encontrado a Jesús y llevó al protagonista de su
novela a vivir un encuentro similar. Judah Ben Hur, es un príncipe
judío, quien después de pasar varios años encerrado injustamente
en una galera, regresa a Jerusalén dispuesto a vengarse.
Pero, algo había ocurrido en su corazón cuando estaba en
calidad de reo, un hombre lo había auxiliado: se encontró con Jesús.
La muerte de Cristo lo llevan al perdón y al cristianismo.
La historia de Lew Wallace, nos muestra cuán fácil es
equivocarse al basar nuestras creencias en opiniones y comentarios
ajenos, en lugar de hacerlo sobre hechos y evidencias.
El año de la fe, próximo a comenzar, ha de favorecer tener un
encuentro con Jesús que logre nuestra conversión. Un encuentro a
través del Pan y de la Palabra, es decir, de la Eucaristía y de la
Sagrada Escritura.
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