Ideas encorazonadas
P. Fernando Pascual
8-9-2012
Hay ideas que aceptamos sin mayores consecuencias. Otras suscitan emociones profundas. Otras
llevan a la acción: son ideas que comprometen.
¿Qué ideas llegan más a fondo en mi vida? ¿Qué pensamientos marcan mi existencia? ¿Qué
reflexiones acuden a mi mente en momentos en los que dejo espacio a lo que vibra dentro de mi
alma?
En ocasiones tenemos que reconocer, con algo de pena y de vergüenza, que las ideas más íntimas
son pobres, o tal vez mezquinas. Descubrimos entonces que nuestro corazón está achicado, que
estamos atados a proyectos pequeños o a ideas dañinas.
Otras veces, ojalá fueran la mayoría, constatamos que tenemos ideas nobles, grandes, bellas. Desde
ellas amamos la justicia, luchamos por la verdad, comprometemos nuestro tiempo y nuestra vida
entera por causas que valen la pena.
Auscultamos nuevamente nuestro espíritu. Sólo cuando vibre por grandes ideales podremos
sacudirnos modorras que encadenan e ideas que abajan el alma.
Nuestra existencia brillará, entonces, desde ideas encorazonadas, capaces de conducirnos hacia
horizontes de esperanza. Viviremos así con un alma grande, abierta a las necesidades de quienes
viven a nuestro lado, y enamorada de un Dios que nos invita, con los brazos abiertos, a participar un
día en el banquete eterno de los cielos.