“Soy casi un ateo”
Martha Morales
Hace unos días me subí a un taxi y el taxista me contó que un hombre había tocado
a su puerta. El salió en pantuflas pues estaba descansando y el hombre le arañó la
cara por diferencias políticas. El pensó en buscarlo para golpearlo. Se entabló este
diálogo:
¾ Déjele la venganza a Dios.
¾ Pero, ¿cómo voy a dejar las cosas así nada más?
¾ Jesús nos enseñó el Padrenuestro y decimos: perdona nuestras ofensas como
nosotros perdonamos. Si no perdona, tampoco será perdonado. No costea
vengarse.
¾ Dios pide algo muy difícil.
¾ Difícil, ciertamente, pero no imposible. Lo más difícil de todo es perdonar porque
se mete el amor propio. No somos jueces, sólo Dios es el Juez y hay que darle su
lugar. El perdón le dará paz y una alegría que no imagina; en cambio, el
resentimiento agosta la vida del espíritu. Pregúntele a Jesús qué quiere de usted.-
Continuamos así diez minutos y al final me dijo:
¾ Dios la puso en mi camino.
No debemos vender la primogenitura -el Cielo- por un odio irracional, un capricho,
un placer, un apegamiento o un amor que no agrada a Dios. No debemos actuar
como si realmente no creyéramos en el más allá. No sabemos la hora de la muerte
y de nuestro juicio particular.
No es infrecuente entre los hombres pensar que pueden prescindir de Dios, que
nada les impide darle la espalda y vivir por su cuenta. Se engañan aunque no lo
sepan. Llevan en su alma un vacío de tristeza y de desamparo espiritual.
Indudablemente, quienes así piensan no conocen la realidad de la Iglesia, no ven su
misterio, y no han profundizado en que Dios se hizo Hombre.
La ignorancia, la falta de instrucción religiosa, son la causa principal de los errores
de pensamiento y conducta. Es importante dar a las personas la capacitación para
que lleve las riendas de su vida. Urge dar doctrina a voleo para contrarrestar el
confusionismo que impera, pero hay algunos sacerdotes y laicos que duermen.
El escritor francés Georges Bernanos escribió: “La santidad es una aventura, incluso
la única existente. Quien lo haya entendido, ha penetrado en el corazón de la fe
católica”.
En esta hora crítica de la historia, en que el diablo anda encizañando el mundo,
muchos de los que debían predicar la verdad a voz en grito, permanecen con la
boca cerrada ¿Por qué? Quizás les falta fe. La fe se ejercita en la oración, y,
cuando se descuida, nos impregna el aire cultural que nos rodea. Si no hay presión
interior se nos mete la presión exterior.
Hemos de ser hombres de lucha, dispuestos a pelear durante toda la vida, porque
en la guerra se pueden perder una batalla, dos o tres… y no importa mientras se
gane la última. Sin embargo, en la vida espiritual, es mejor ganarlas todas, porque
no sabemos cuándo será la última. No sabemos cuando vamos a morir, y Dios,
ciertamente, quiere ganar el oro de nuestras almas. Entonces, necesitamos ser un
punto se esperanza, de confianza, para quienes nos rodean y buscan fortaleza en
nosotros. ¿Cómo ser luz y estar alegres? Para eso necesitamos leer el Catecismo de
la Iglesia Católica , la Biblia y hablar todos los días un ratito con Dios, sino acabarás
diciendo: “todo es sólo humano, soy casi ateo”.
La victoria, si llega, será alcanzada por la Virgen, la Omnipotencia Suplicante;
“omnipotencia” porque todo lo puede, “suplicante” porque no lo puede por sí
misma, lo pide a Dios.