El día de hoy
Rebeca Reynaud
Mi trabajo es un trabajo como el de casi todos,
pero yo escojo qué clase de día quiero tener.
Hoy puedo amargarme porque tengo que trabajar
o puedo gritar de alegría porque tengo trabajo.
Hoy puedo llorar porque las rosas tienen espinas,
o puedo reír porque las espinas tienen rosas.
Hoy puedo quejarme porque tengo que hacer las labores del hogar
o puedo sentirme honrado porque tengo un techo en donde vivir.
Hoy puedo frustrarme porque no tengo dinero,
o puedo estar satisfecho de mi ingenio para ahorrar.
Hoy puedo protestar porque amaneció con lluvia,
o puedo darle gracias a Dios porque el agua existe.
Hoy puedo compadecerme de mi salud
o puedo alegrarme porque el dolor es un don que no merezco.
Hoy puedo disimular mis defectos para quedar bien con mis semejantes
o disimular mis pequeños heroísmos para quedar bien con Dios.
Hoy veo mis manos..., pueden robar, destruir y maltratar,
pero también pueden limpiar, curar y sostener.
Hoy puedo pensar que Dios es un espejo del hombre,
o considerar que el hombre está hecho a imagen de Dios.
Hoy puedo ponerme de mal humor porque escuché una crítica
o puedo aprovechar esa ocasión para desagraviar y reparar.
Hoy puedo llorar porque perdí a un ser querido
o puedo pensar que llegó a su Patria verdadera.
Hoy puedo tener contradicciones y maldecir la vida,
o puedo ver una ocasión de ayudar a Jesús a llevar su Cruz.
Hoy puedo angustiarme porque tengo una pausa en el día,
o puedo alegrarme porque puedo hacer oración.
Hoy puedo arrastrar la cobija el día completo
o puedo caminar con novedad de sentido (in novitate sensu).
Hoy puede aburrirme la prosa diaria
o puedo hacer de ella un poema a lo divino.
Hoy se me ha dado una “vida pequea” para que la derroche en el placer
o la aproveche buscando el bien de los demás y la felicidad.
Hoy aprendí que lo más importante en la vida, no es ganar dinero, ni ascender en
la escala social, ni recibir honores... Lo más importante en la vida, es el tiempo que
dedicamos a las personas que amamos.
Vive cada día como si fuera el único o el último que tienes.
Si lloras porque has perdido el sol decía Saint Exupery
las lágrimas no te permitirán ver las estrellas.
La diferencia entre un día “gris” y un día con sentido
depende de la forma cómo se afronta.
En su ensayo “La obra bien hecha y las buenas obras”, C.S. Lewis explica que,
buenas obras son, por ejemplo, dar limosna o ayudar a alguien. Todas ellas se
distinguen claramente del propio “trabajo”. Las buenas obras no tienen por qué ser
obras bien hechas. Desentenderse del propio trabajo o quehacer no es ejemplar. Y
continúa Lewis: “Cuando nuestro Seor suministr un vaso extra de buen vino en la
fiesta de una boda pobre, estaba haciendo buenas obras, pero también una obra
bien hecha, pues se trataba de un vino realmente exquisito”.
Le preguntan a María Simma, vidente experta en el Purgatorio : Cuando ve a las
ánimas del Purgatorio ¿qué apariencia tienen? Contesta: Se presentan como eran
aquí en la tierra. Llevan la ropa que usaban en su trabajo, para subrayar que
nuestro deber es la cosa más importante. Nuestro trabajo de cada día es nuestra
misión (cfr. ¡¡Ayúdenos a salir de aquí!!, p. 31).