PROGRESISMO Y NUEVA MORAL
El escritor y académico Antonio Muñoz Molina ha escrito un suelto dominical
titulado “La vieja culpa” y entre otras cosas, afirmaba lo siguiente: “El sentimiento
de culpa se ve que es una cosa tan obsoleta como el rosario en familia o como la
instrucción pública de los buenos modales y reconocer que uno, de vez en cuando
lo padece, puede ser una lacra que lo condene sin apelación al ridículo”. Tal criterio
del ínclito escritor está bastante generalizado entre la progresía actual.
Para muchos seudo progresistas, hoy día, no existe la conciencia, ni norma alguna
objetiva de comportamiento. Vale todo. Dios es una creación del hombre y éste es
libre de hacer lo que le apetece, sin tener que rendir cuentas de sus actos, ni sufrir
remordimiento alguno por lo que hace o deja de hacer. De ahí que se tache sin
disimulo, de cosa obsoleta, de lacra y hasta de ridículo, la apelación a la propia
conciencia. Esta es la nueva moral que tiene más de amoralidad que de otra cosa.
¡Qué fácil resulta pontificar sobre temas morales que ocultan la propia mediocridad
y corrupción¡. El día que una empresa, un colectivo, una sociedad, una nación,
estén regidas por personas sin escrúpulos morales o sin conciencia, quizás
aprenderemos todos, un poco tarde, lo que es de verdad el progresismo y la nueva
moral, de los que algunos alardean.
MIGUEL RIVILLA SAN MARTIN.