El valor de las personas
¿Sabemos cuidar nuestra flor?
Pbro. José Martínez Colín
1) Para saber
El Papa Benedicto XVI, hablando de las vocaciones, recordó
que la vida de cada persona es una historia de amor. Recordó que
los jóvenes que se consagran al sacerdocio “no son diferentes de los
demás jóvenes, sino que han sido tocados profundamente por la
belleza del amor de Dios, y no han podido evitar de responder con
toda su vida”. En la Iglesia se descubre que la vida de cada hombre
es una historia de amor única.
2) Para pensar
Hace días recibí un correo en donde me describían una historia
aleccionadora.
Se trataba sobre una joven muy rica que tenía de todo: un
buen marido, unos hijos obedientes, un empleo bien retribuido,
amigas sinceras, una familia unida. Pero ella no conseguía
armonizar sus diferentes actividades: su vida familiar, social, laboral
y religiosa. De tal manera que descuidaba a su familia o su vida de
piedad. A veces el trabajo le consumía mucho tiempo, y entonces su
familia salía perdiendo: dejaba de lado a su marido o a sus hijos... Y
así, terminaba por descuidar a las personas que amaba.
Su padre, que era un hombre sabio, dándose cuenta le dio un
regalo: era una flor muy rara y bellísima, de la cual sólo había un
ejemplar en todo el mundo y, por ello, muy cara. Le dijo: "Hija, esta
flor te va a ayudar mucho, tan sólo tendrás que cuidarla: regarla y
podarla de vez en cuando; ella te dará a cambio ese perfume
maravilloso y esas maravillosas flores". La joven quedó muy
emocionada, pues la flor era de una belleza sin igual.
Pasó el tiempo y los problemas surgieron, el trabajo consumía
todo su tiempo; y no le permitía cuidar de la flor. Cuando llegaba a
casa, miraba la flor y las flores todavía estaban allí, no mostraban
señal de flaqueza o muerte, seguían lindas y perfumadas. Ella
pasaba de largo.
Hasta que un día, al llegar a casa se llevó un gran susto, la flor
estaba completamente muerta, su raíz estaba reseca y sus flores
caídas. La joven lloró mucho. Llamó a su padre y le contó lo
sucedido. Su padre entonces respondió: "Yo ya me imaginaba que
eso ocurriría. Lo siento mucho, era una flor única y ya no te puedo
dar otra. No existe otra flor igual a esa, ella era única,... al igual que
tus hijos, tu marido y tu familia. Tienes muchas bendiciones del
Señor, pero tú tienes que aprender a cuidarlas: regarlas, podarlas y
darles atención, pues al igual que la flor, los sentimientos pueden
morir. Te acostumbraste a ver la flor siempre allí, siempre florida,
siempre perfumada, y te olvidaste de cuidarla. No pase así con tu
familia”.
3) Para vivir
Benedicto XVI pidió que las familias “sean el primer ambiente
en el que se ‘respira’ el amor de Dios, que da también fuerza
interior entre las dificultades y las pruebas de la vida. Quien vive en
familia la experiencia del amor de Dios, recibe un don incalculable
que dará fruto a su tiempo”.
El Santo Padre subrayó el valor que adquiere cada persona,
pues “cada uno de nosotros es fruto del amor. Ciertamente, del
amor de los padres, pero, más profundamente, del amor de Dios".
Por ello hemos de cuidar a cada miembro de la familia como una
“flor única”.
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