El trabajo fundamental en nuestra civilización
La esencia de la fiesta universal del 1º de Mayo mantiene todo su vigor y nos
recuerda que el trabajo es una dimensión esencial de la dignidad humana. Y aquí la
responsabilidad compete a la sociedad entera, desde un Gobierno que legisle con
cordura a unos empresarios, sindicatos y trabajadores que arrimen el hombro
solidariamente. El trabajo, por duro que sea, no es una condena sino un
instrumento de liberación, una exigencia de la condición humana y una
participación en la obra de la creación, además, me atrevería a decir con san
Josemaría Escrivá “un medio de santificación”. También Jesús aprendió a trabajar
en el hogar de Nazaret bajo la guía de San José, el carpintero. De ahí nace una
mirada de estima y valoración del trabajo que es uno de los fundamentos de
nuestra civilización. Por eso no hay progreso humano sin recuperar el verdadero
sentido del trabajo y sin que éste sea adecuadamente tutelado.
Jesús Domingo Martínez