Mayo, mes de María
Ha comenzado el mes de mayo y por el nos ha entrado un mundo lleno de dorada
luminosidad; de aromas y perfumes de flores; de armoniosos ecos de cánticos
ingenuos; de plegarias sencillas y propósitos llenos de sincero cariño. Todo un
mundo pleno de sencilla belleza que, a través de incontables generaciones, ha
llegado hasta nosotros para honrar a Santa María, la Madre del Señor y Madre
nuestra. Ermitas abandonadas durante el invierno, cobran nueva vida y en los rezos
que se alzan al cielo descienden bendiciones.
Vivimos inmersos en la charca del materialismo y del hedonismo… ¡Necesitamos
una mano! Podemos recordar aquellas letras del canto del “Salve Madre” que con
tanto fervor y entusiasmo cantábamos antaño: “Mientras mi vida alentaré, todo mi
amor para Ti; más si mi amor te olvidare, Madre mía, Madre mía, Tú no te olvides
de mi”.
Acudamos con fe y confianza de niños pequeños en este mes de mayo a María y
experimentaremos una vez más, que a pesar de nuestros olvidos, de nuestras
incoherencias, de nuestros errores, obstinaciones y pecados, Ella busca y quiere
nuestro supremo bien y felicidad, que tan sólo encontraremos en su divino Hijo
Jesús.
También recuerdo que el 2 de mayo de 1935, san Josemaría dio comienzo a la
costumbre de la Romería de mayo , de la que tantos frutos espirituales se han
derivado. Desde entonces, millones de personas han aprendido a llevar su cariño
filial a la Virgen con sabor de intimidad.
Dejémonos querer todos por nuestra bendita Madre. Lo necesitamos.
Elena Baeza Villena