En los orígenes de Europa
Ha tenido lugar en el Vaticano un original congreso internacional dedicado a la
figura de Constantino el Grande y las lejanas raíces espirituales y políticas de
Europa. Se trataba de echar una mirada a los orígenes de Europa y de una de sus
principales señas de identidad: la libertad religiosa que tardaría casi diecisiete siglos
en ser reconocida como la base de los derechos humanos junto con la vida y la
dignidad de la persona.
La presencia aunque virtual de Constantino nos lleva a recordar al mismo tiempo la
historia de la Iglesia que sobrevivió de las catacumbas a las que había sido arrojada
durante las sangrientas persecuciones de los endiosados emperadores romanos. Un
dato para esa historia, que muchos olvidan, es que fue la propia Iglesia la que
abogó ante el emperador por la libertad de creencias y el respeto del paganismo,
que poco a poco abrazaría la fe con la ayuda de la razón. El congreso, por tanto, se
puede enmarca en la nueva evangelización impulsada por Benedicto XVI, basada en
el binomio de fe y razón, dentro del respeto a la libertad religiosa, como argamasa
del cambio de cultura que está exigiendo una Europa necesitada como nunca de
recuperar sus señas originales de identidad.
Jesús Domingo Martínez