Ser agradecido
Agradecer, amar y reparar. Se trata de los verbos más poderosos en la
construcción, el mantenimiento y el enriquecimiento de las relaciones humanas en
todos los niveles, desde los más personales hasta los más sociales. Son tres verbos
cuyo aprendizaje requiere madurez personal y por tanto responsabilidad,
sensibilidad, humildad y empatía. Hay muchas personas que en general son
capaces de agradecer aquello que la vida les pone en el camino, son portadores de
energía positiva, tienen gran capacidad de simpatizar en las relaciones sociales.
Son personas sinceras y esencialmente sanas. Otras muchas parecen incapaces de
conectar con la gratitud porque siempre se encuentran insatisfechas con lo que les
sucede. Este tipo de personas abundan en nuestros días. Gran parte de la sociedad
actual no entiende lo que es la gratitud, y esto es propio de actitudes débiles.
Cuantas veces los creyentes nos olvidamos de dar gracias a Dios. Muy diferente es
la gratitud especulativa, que está basada en una cadena de favores. Es un tanto
mezquina: “Hoy por ti, mañana por mí”. Son personas que llevan consigo el libro de
contabilidad de favores que han hecho a lo largo de la vida: suelen ser egoístas. Así
como “el movimiento se demuestra andando, el agradecimiento siendo
agradecidos” y “Es de bien nacida ser agradecida”; son dicho que nos enseñaron
nuestros antepasados.
La gratitud también puede ser expresada en la decisión de dar de lo que tengo al
que lo necesita, como nosotros hemos recibido favores en otras ocasiones. El
agradecimiento es sanador y enseña lo positivo y bueno de la vida. Realmente es
una gran terapia.
Jesús Domingo Martínez