lunes 19 de marzo de 2012
¿Hacia el homicidio institucionalizado?
Cngo Ricardo B. Mazza
Este artículo escrito el 18 de febrero de 2005
anticipa lo que ya es una realidad en nuestra
Patria marcada por la sangre de tantos
argentinos que claman a la justicia divina por sus
derechos conculcados.
En estos días nuevamente ha salido al tapete de las
noticias, la promoción de la mal llamada
despenalización del aborto, por boca de nuestro
"cuidador" provincial de la salud.
Digo mal llamada porque lo correcto sería decir
"aceptación legal del homicidio de niños en el seno
de su madre". A las cosas hay que llamarlas por su
nombre.
Por lo menos evitaríamos escudarnos con los
eufemismos que se inventa el hombre para
tranquilizar, sin lograrlo, su desviada conciencia
(véase Encíclica Evangelium Vitae nº 58).
¿Cuál es el argumento que se utiliza para luchar a
favor de la despenalización del aborto?
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Dado que el aborto procurado está tipificado como
delito, las mujeres ante un embarazo "no deseado", -
como se le dice ahora al niño no querido-, se ven
tentadas para evadir la pena "en este mundo", a
acceder a mecanismos abortivos que pueden traer
aparejados graves daños para la salud de la madre,
cuando no la muerte.
Ante esta "realidad", el ministro de Salud de nuestra
Provincia, a una con el de la Nación, se sienten
"movidos" a usar los recursos del Estado, que
provienen del pueblo, para implementar el aborto
institucionalizado en los hospitales públicos, si
prosperara esta locura "selectiva de personas" al
mejor estilo nazi.
Todo esto por supuesto con los cuidados necesarios
para que la parturienta pueda quedar liberada del
niño que destrozado por el crimen es tirado a la
basura.
Indudablemente en la mente de estos hacedores de
la "salud selectiva", subyace la negación marxista de
la dignidad de la persona humana, considerada nada
más que en su materialidad corporal.
No hay que olvidar tampoco que tal defensa de lo
que denigra al hombre, obedecería a los dictados del
Banco Mundial y otros poderes económicos, que
como forma de seguir oprimiendo a los países y de
eliminar a los pobres de en medio de las sociedades
opulentas, otorgan ayudas a condición de que se
cumplan los programas antinatalidad.
Estos planes, como era de esperar en una sociedad
llamada democrática, son aprobados mansamente
por nuestros legisladores, -sedicentes defensores de
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la soberanía política, social y económica- con el
seudónimo de "salud reproductiva" o "derechos
reproductivos".
Nos preguntamos, ¿qué hay detrás de todo esto?
Según parece se intentaría hacer aprobar por las
legislaturas provinciales esta despenalización del
aborto.
Si bien las legislaturas provinciales no pueden
cambiar el derecho penal que nos rige, la mentalidad
de "cambalache" (¡qué sabio es el tango!) que nos
inunda, con la soberbia de los autores de tantas
sinrazones, avanza a pasos agigantados, sin que
sean muchos los que salen al cruce de estos
proyectos.
Con el mismo criterio se trabajó para la
inconstitucional ley de atadura de trompas y
vasectomía, y nadie desde la justicia, que yo sepa al
menos, salió a decir a los ignaros o
malintencionados "aprobadores" de la ley, que no
podían cambiar el derecho penal.
Un segundo paso de este plan genocida, sería
presionar desde las legislaturas al parlamento
nacional, para que "escuchando las voces del
consenso", se vean resignados los legisladores a
aprobar lo "que pide el pueblo", quien como siempre
es ignorado.
El papa Juan Pablo II, refiriéndose a este
mecanismo tan perverso, habla de "la tiranía de las
democracias", que será tema de otra nota de quien
suscribe.
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Pero hemos de reconocer que todo esto sucede en
gran parte porque no se oyen otras voces diferentes
a tantos desatinos.
De allí que es necesario que todos los hombres y
mujeres de buena voluntad, sea cuál sea su
confesión religiosa, respetuosos de los valores que
enaltecen a la persona, hagamos conocer nuestro
pensamiento y valer nuestro voto, tan requerido en
tipo de elecciones, para no apoyar a los que de
alguna u otra forma quieren imponer una forma de
vida y de pensamiento que no respeta la dignidad de
la persona humana.
El Papa Juan Pablo II en la Enc. Evangelium Vitae
dice magníficamente: " La gravedad moral del aborto
procurado se manifiesta en toda su verdad si se
reconoce que se trata de un homicidio y, en
particular, si se consideran las circunstancias
especificas que lo cualifican.
Quien se elimina es
un ser humano que comienza a vivir, es decir, lo
más inocente en absoluto que se pueda
imaginar: ¡jamás podrá ser considerado un
agresor y menos aún un agresor, y menos aún
un agresor injusto! es débil, inerme, hasta el
punto de estar privado incluso de aquella
mínima forma de defensa que constituye la
fuerza implorante de los gemidos y del llanto del
recién nacido. Se halla totalmente confiado a la
protección y al cuidado de la de la mujer que lo
lleva en su seno.
Sin embargo, a veces, es
precisamente ella, la madre, quien decide y pide su
eliminación, e incluso la procura”. (nº 58).
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Los "cuidadores de la salud selectiva", por supuesto
nada dicen de los corazones destrozados que
quedan por doquier en el camino.
Para estos corazones heridos por el pecado, la
angustia y la desesperación, la Iglesia, a través de
sus enseñanzas, en este caso por el papa Juan
Pablo II, muestra la senda de la conversión y el
bálsamo curativo del perdón y misericordia divinos.
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