DICE EL NECIO EN SU CORAZÓN:
NO HAY DIOS
Hoy brevemente me ocupo de hablar de un asunto que ya me escandaliza ¿La
pregunta que me hago es la siguiente ¿Qué idea tenemos todos de quien es Dios? ¿Qué
valor le damos y quien creemos que es para vivir tan descuidadamente ante el que es la
perfección completa y viviente?
El sostenedor de nuestras vidas, el testigo de cada uno de nuestros actos e
intenciones ¿es tan invisible que no podemos verlo en la Creación, desde la pequeña
partícula atómica hasta las galaxias casi infinitas para nosotros?
Puede ser que digamos, como mi amigo Angelillo, que en paz descanse ¿Qué
charada es todo esto? ¿Qué pintamos en un mundo , en el que se nos ha introducido sin
nosotros saberlo, y que se nos escapará cuando menos lo pensemos?
¿Que Providencia es esta, que hace que un corazón, sin parar de funcionar, dure
haciéndolo sesenta, setenta, o hasta cien años? ¿Que orden es este, que sin nosotros
queramos conscientemente hacerlo, nos hace respirar. ¿Se observa al respirar? Es que no
está respirando bien.
Miremos una ilustración del cuerpo humano, y veamos en todo una perfecta
armonía entre todos los órganos, huesos, humores, etc. ¿Y hacer la digestión de lo que
comemos, sin intervención voluntaria por nuestra parte? ¿Y que me dice del cerebro con el
que pretendemos “achantar” a Dios?
Y tras estas consideraciones, a vuela pluma, decimos: pues a mí, no me
convence esto ni lo otro. La Revelación es cosa de hombres. Pues lo hicieron muy
requetebién, y los judíos no dudaron en contarnos sus barrabasadas y rebeldías. Y si
hablamos de N.T., lo mismo podemos decir de Judas, las debilidades de los apóstoles, las
discrepancias de Pedro y Pablo, etc . Y lo contaron con la mayor naturalidad.
Soy ateo, dice usted. ¿Ateo, de qué? ¿De lo que nos inventamos los hombres, o
de la idea de un Creador consciente que gobierna y vivifica toda su Creación? Por favor no
me hablen del Bing Bang; es más infantil que una procesión de niñitos, con un santito y
tambores de hojalata pidiendo por las puertas de las casas.
Pensemos : El que hizo el oído, ¿no oirá? El que formó el ojo, ¿no verá? El que
castiga a las naciones, ¿no reprenderá? ¿No sabrá el que enseña al hombre la
ciencia? Yahvé, Dios, conoce los pensamientos de los hombres, Que son vanidad. (Salmo
94: 9, 10,11)
Es pues una torpeza y una ignorancia terrible tratar de “desafiar” a Dios, porque
no hay nada absolutamente que hacer, cuando nos queremos enfrentar con su
voluntad expresada en su descomunal y divina Obra en Cielos y tierra.
Y si queremos en nuestra rebelión escondernos de Él , ya estamos reconociendo a
un “Ente” que tiene poder para favorecernos con lo anteriormente dicho, y lo mismo si
quiere castigarnos por nuestras rebeliones. ¿No nos parece que sí? ¿Que puede?
Si dijere: Ciertamente las tinieblas me encubrirán;
Aun la noche resplandecerá alrededor de mí.
Aun las tinieblas no encubren de ti,
Y la noche resplandece como el día;
Lo mismo te son las tinieblas que la luz.
Salmo139: 11,12)
AMDG.