La queja de un misionero
Ante la sistemática y machacona información sobre algunos casos, no ejemplares
por cierto, de algunos sacerdotes en países occidentales, un misionero de Angola de
origen mexicano escribía, quejándose de la sesgada información, a un periodista en
concreto de uno de los diarios de mayor tirada de un país occidental, entre otras
cosas le decía que era vergonzoso no les interesase, los esfuerzos que hacen los
misioneros en todo el mundo, como por ejemplo el de Fray Maiato con sus 80 años,
que pase cada noche casa por casa confortando los enfermos y desesperados. No
es noticia que más de 60.000 de los 400.000 sacerdotes, y religiosos hayan dejado
su tierra y su familia para servir a sus hermanos en una leprosería, en hospitales,
campos de refugiados, orfanatos para niños acusados de hechiceros o huérfanos de
padres que fallecieron con Sida, en escuelas para los más pobres, en centros de
formacin profesional, en centros de atencin a seropositivos… o sobretodo, en
parroquias y misiones dando motivaciones a la gente para vivir y amar.
No es noticia acompaar la vida de un sacerdote “normal” en su día a día, en sus
dificultades y alegrías consumiendo sin ruido su vida a favor de la comunidad que
sirve.
La verdad es que no procuramos ser noticia, sino simplemente llevar la Buena
Noticia, esa noticia que sin ruido comenzó en la noche de Pascua. Hace más ruido
un árbol que cae que un bosque que crece.
Sin pretender hacer una apología de la Iglesia y de los sacerdotes, no obstante
quiero que sepa que insistir en forma obsesionada y persecutoria en un tema
perdiendo la visión de conjunto crea verdaderamente caricaturas ofensivas del
sacerdocio catlico con la cual me siento ofendido. “Slo le pido amigo periodista,
busque la Verdad, el Bien y la Belleza. Eso lo hará noble en su profesin”. Así
acaba su carta el misionero, yo no creo necesario añadir nada.
Jesús Domingo Martínez