¡Nos estamos matando!
No se me ha ocurrido a mí sino que es una exclamación de un amigo que siempre
había sido un borracho destacado y que después de madura reflexión y vuelto a Jesucristo,
juró no beber jamás “ fuera fiesta o fuera duelo”. Así me lo dijo con toda llaneza. Se lo
agradecí, y este es el testimonio que ofrezco hoy.
El de un hombre, muy hombre, que tuvo los arrestos necesarios de decirle adiós
a todo lo que durante la juventud, y parte de la madurez le estuvo matando. Alcohol de
todas clases y en todo momento, que supo aborrecer para que nunca más le extraviara y
perjudicara su salud.
Tan pronto como dejó de beber y venciendo su síndrome de abstinencia, muy
duro para cualquiera, se encontró con una buena salud, y los cambios de cuerpo y espíritu
que experimentó fueron tan colosales, que ya ni siquiera podía ver las bebidas ni los
cigarrillos de los que antes fumaba casi dos paquetes diarios.
Traigo esto a colación cuando ya sé que hay infinidad de escritos y grupos de
apoyo para alcohólicos. No digo nada nuevo. Pero lo que si quiero transmitir es el valor de
sus palabras: nos estamos matando nosotros mismos.
Es una realidad que hay mucho sufrimiento por que las gentes prestan mucha
atención a las cosas mundanas y sobre todo, como otro amigo me decía: “¡es que somos
muy viciosos!” Miremos bien los asuntos triviales de la vida.
¿Cuántos esfuerzos tenemos que hacer para fumarnos los primeros cigarrillos? y
en el conocimiento más o menos acusado de que ya seremos esclavos de él, todo el resto
de nuestras vidas. Tenía un compañero, que aun a media noche se levantaba para buscar
algún cigarrillo, pues cuando se acostaba sin hacer previsión de tabaco no dormía, preso de
una especie de pánico irrefrenable .
¿Vale la pena tanto esfuerzo, tanto crimen, tanta mentira, solo por mantener un
vicio que nos lleva a la perdición porque nos daña y nos domina? No habría prostitución si
los hombres supieran controlar su lascivia; ni crimen ni engaño si tuviéramos en cuenta las
ordenanzas de Dios y el ejemplo de Jesús . Pasó haciendo el bien.
No habría contrabando ni tanta gente muerta o en las cárceles, si nadie quisiera
tomar droga y todas esas cosas que matan lentamente, como vemos en los mejores artistas
y atletas, etc . y dañan tanto moral como físicamente. Personas maravillosas que se han
convertido en dependientes de un vicio, al que desde el primer momento debieron decir
resueltamente ¡no!
Algunos argumentan que eso es aburrido, que la vida solo se vive una vez, y
todas esas sandeces que se inventan los perdidos para tratar de justificarse. ¿Conocen ellos
la maravilla de dormir tranquilo, la paz del hogar en donde no hay jueces, ni culpables ni
fiscales, etc.
Cuando a alguien de la familia se le ha caído un vaso y se rompe, nadie acusa, y
nadie tiene que justificarse: Si se ha hecho indebidamente por descuido, se entiende que a
todos puede pasarnos, y se pone más cuidado, para no incomodar a los demás.
Dice el apóstol: Porque todo lo que Dios creó es bueno, y nada es de desecharse, si
se toma con acción de gracias; porque por la palabra de Dios y por la oración es
santificado. ( 1 Timoteo 4:3-5) Añado esta pregunta: ¿Puede uno hacer tantas burradas, con
Acción de Gracias? Tú tienes la respuesta.