“La familia es una espléndida vocación”.
La grandeza de la familia cristiana ha sido el punto principal del mensaje del Santo
Padre. “La familia es una espléndida vocación”. Así, tras estas palabras recordaba al
beato Juan Pablo II, quien siempre describió a la familia como “una participación
viva y responsable en la misión de la Iglesia de manera propia y original, es decir,
poniendo al servicio de la Iglesia y de la sociedad su propio ser y obrar, en cuanto
comunidad íntima de vida y amor” (Familiaris Consortio, 50)”. Así, animó a todas
las familias españolas a ser conscientes de tener a Dios a su lado y de invocarlo
siempre para recibir de Él la ayuda necesaria para superar las dificultades, una
ayuda cierta, fundada en la gracia del sacramento del matrimonio. “Dejaos guiar
por la Iglesia, a la que Cristo ha encomendado la misión de propagar la buena
noticia de la salvación a través de los siglos, sin ceder a tantas fuerzas mundanas
que amenazan el gran tesoro de la familia, que debéis custodiar cada día”. Me
parece que estas palabras son claramente definitorias de la idea que la Iglesia tiene
de la familia (padre, madre e hijos). En esta línea estaban las controvertidas
palabras del Arzobispo de Tarragona.
Jesús Domingo Martínez