¿Tenemos “mala suerte”?
Orar es confiar
Pbro. José Martínez Colín
1) Para saber
En su primera audiencia del mes de febrero, el papa Benedicto
XVI, quiso referirse a la oración de Jesús en el Huerto de los Olivos.
Y así, aprender de su ejemplo.
El evangelista Marcos relata que Jesús "fue más adelante,
cayó al suelo y rezó para que, si fuese posible, pasara de él esa
hora" (14,35). Jesús cae cara a tierra. El Papa nos dice que es una
posición de oración que expresa la obediencia a la voluntad del
Padre, la entrega a Dios con plena confianza. Es un gesto para
expresar, en la oración, el completo abandonarse a Dios, confiar en
Él.
También nosotros, nos invita el Papa, en la oración debemos
ser capaces de llevar ante Dios nuestras fatigas, nuestro
sufrimiento, el compromiso cotidiano de seguirlo, de ser cristianos, y
también el peso del mal que vemos en y alrededor de nosotros,
porque Él nos da esperanza, nos hace sentir su cercanía, nos da un
poco de luz en el camino de la vida.
2) Para pensar
Cuando es difícil aceptar ciertas circunstancias, es la hora de
redoblar nuestra confianza en Dios.
En un relato se cuenta la historia de un hombre que era
gerente en una compañía que estaba ubicada en las Torres Gemelas
de Nueva York cuando sufrió el atentado terrorista. Murieron la
mayoría de sus empleados.
A los sobrevivientes los citó y así supieron los demás por qué
se habían salvado. Todas las historias eran simples y pequeñas.
Uno de los miembros de la compañía se le hizo tarde porque
llevó a su hijo el primer día de clases; otro compañero estaba vivo
porque le tocó a él ir a comprar las donas de ese día.
Una historia singular fue la del hombre que ese día se puso un
nuevo par de zapatos... Ese día, además, se averió su auto.
Entonces decidió caminar hacia las Torres, pero antes de llegar, una
ampolla afectó su pie. Se detuvo en una farmacia para comprar una
venda. Por eso él está vivo.
Podemos imaginar que no sería difícil que esas personas
pensaran antes del acto terrorista en “su mala suerte” al no salirles
las cosas como deseaban: tener que ir a comprar donas; o que,
además de descomponerse el carro, le salieran ampollas, etc. Pero
fue justo lo contrario. Hemos de saber reconocer y amar la voluntad
divina.
Si nos toca un tráfico pesado; o el retraso en una cita; o pasan
cosas pequeñas que nos incomodan, pensemos que estamos
exactamente donde Dios quiere. El Señor nos bendice con todas
esas pequeñas molestias
3) Para vivir
Cuando Jesús concluye orando: "Pero no se haga lo que yo
quiero, sino lo que tú quieres" (Mc. 14, 36), queda manifestada
claramente su adhesión completa a la voluntad del Padre.
El Papa citó a San Máximo confeso, quien afirmaba que el
hombre es plenamente libre y encuentra su realización cuando le da
su "sí" a Dios. Con su ejemplo, Jesús nos enseña que sólo en el
conformar la propia voluntad a la voluntad divina, el ser humano
llega a su verdadera altura, se vuelve "divino" y es completamente
libre.
El Papa nos invita que en nuestra oración confiemos más en la
divina Providencia, que repitamos el “sí” de Jesús, el "sí" de María. Y
al no ser fácil, pidamos a Dios la fuerza para salir de nosotros
mismos y renovarle nuestro "sí" repitiendo con Jesús: "Hágase tu
voluntad".
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