Escuela de la vida
Kary Rojas
En la escuela de la vida aprendí que,
La mejor expresión de honestidad y transparencia, es la capacidad de
RECONOCER , aunque en su efecto cause alegría o dolor, es también testimonio de
madurez… Reconocer cuando ha nacido un sentimiento o cuando se ha debilitado o
ha muerto, eso ayuda a no desperdiciar los instantes que se pueden vivir o a no
seguir forzando o sujetando algo que ya no hay ni ha de existir… Reconocer cuando
se ha cometido un error o cuando hay un acierto en la acción u opinión, da la
oportunidad de perdonar o de pedir perdón… Reconocer el tiempo que aún queda o
el que ya se ha terminado, permite valorar lo que aún tenemos o seguir adelante
con la experiencia que todo eso nos ha dejado… Reconocer la emoción que se ha
causado, si es tristeza o alegría, permite reparar y sanar el corazón, o multiplicar
las sonrisas que fortalecen la ilusión… Reconocer el miedo para así enfrentarlo y
vencerlo; reconocer lo que nos duele y tener el valor de decirlo para que se sane y
se supere… Reconocer lo que tengo y querer aprender a compartirlo; reconocer
también lo que me hace falta, sin experimentar ningún sentimiento negativo…
Reconocer un sentimiento y saber que estoy a tiempo de decirlo y vivirlo…
Reconocer lo que otros hacen por mí y poder agradecerlo en el momento justo y
preciso… Reconocer el valor que hay en los demás aún en aquellos que no siento
mis amigos… Reconocer que a veces queremos callar y otras veces daríamos la vida
por aprender a decir sin temor lo que sentimos… Aprendí a reconocer los aciertos y
desaciertos, las derrotas y los triunfos; pero sobre todo, aprendí a reconocer el
amor y la grandeza de Dios, sentir muchos deseos de nunca callarlo y siempre
gritarle al mundo que por amor a El somos lo que somos y vivimos…