VIRGINIDAD
Hoy es un valor, una virtud, que se cotiza a la baja incluso entre
cristianos, con sus honrosas y meritorias excepciones, cada vez más
numerosas. Las personas que tocadas por el Espíritu Santo, libre y
voluntariamente consagran a Dios su integridad espiritual y corporal de por
vida, o hasta el matrimonio, para vivir en virginidad (no tener relaciones
sexuales) dan testimonio muy valioso de anteponer como María, S.José, S.Juan
evangelista etc..los valores del Reino a todos los demás valores terrenales.
Por privilegio especial, en atención a su Maternidad divina, María fue
escogida entre todas las mujeres con el don de su virginidad
perpetua-siempre Virgen- ; de aquí que todos los cristianos la proclamamos
Santísima Virgen María. Esta es una verdad de fe, junto con su Inmaculada
concepción, su Maternidad divina, y su Asunción en cuerpo y alma al cielo.
La virginidad de María, según la enseñanza de la Iglesia, fue perpetua, de
cuerpo y alma.Virgen antes del parto (Ev de Lc); en el parto (como el rayo
de sol por el cristal-sin romperlo ni mancharlo) y después del parto (no
tuvo más hijos que Jesús como la Tradición primitiva y la de 21 siglos, así
lo creemos y proclamamos.Las almas vírgenes-dice la Biblia-son amadas de un
modo singular por Dios en
esta vida y seguirán, en la otra, al Cordero de Dios, " a donde quiera que
vaya".Recemos todos los cristianos para que el Señor suscite en su Iglesia, almas
vírgenes ( ellos y ellas) que con su vida santa sean ejemplo y estímulo para
los demás.
MIGUIEL RIVILLA SAN MARTIN.