Saber vivir la tolerancia
Descubrir la “Ley Natural”
Pbro. José Martínez Colín
1) Para saber
Es común que al vivir en sociedad nos encontremos con
personas que piensan y actúan de modo diferente a nosotros. ¿Cuál
ha de ser nuestra actitud ante ellas? Sobre todo, la de respetarlas.
Es preciso aceptar que haya diversos modos de pensar, es decir,
que haya un legítimo pluralismo.
Hay que saber que la tolerancia tiene su justa medida, tiene
sus límites, pues no se puede tolerar todo. A nadie se le ocurre que
haya que tolerar el robo, la violación o el asesinato. Hay acciones
que son intolerables. Nadie cree que legislar una ley se le considere
una grosera manifestación de intolerancia.
2) Para pensar
La tolerancia tampoco significa aceptar como verdaderas todas
las opiniones, ni renunciar a poseer alguna verdad. Es más,
precisamente en cuanto la persona está fundado en unos principios,
es cuando aparece la tolerancia ante el error.
Esas verdades se descubren cuando conocemos al ser humano
que lleva inscrita en su propia naturaleza un modo de ser
determinado. Es la llamada “ley natural”. Actuar conforme esa ley
natural le llevará a su perfeccionamiento. De ahí la importancia de
conocer qué es el hombre y qué es lo que le conviene.
Cuando la Iglesia enseña que un modo de comportarse es
bueno, significa que obrando de tal manera la persona se
perfecciona. Y al contrario, cuando enseña que un modo de obrar es
malo, es pecado, significa que esa manera de obrar nos perjudica
en nuestro propio ser.
Podríamos decir que el hombre lleva inscrito en su ser un
“código moral” que ha regulado a los pueblos a través de los siglos.
Precisamente cuando el hombre no sigue esa ley natural” es cuando
han venido las catástrofes de diverso género: llámense guerras,
injusticias, muerte o destrucción.
Una comprobación de esa “ley natural” se tuvo cuando por
primera vez llegaba un extranjero con los indígenas de Nueva
Guinea, en el Pacífico Sur, en el año 1905. Era un misionero
religioso, el padre Henry Buschoff. Los indígenas jamás habían
tenido contacto ni con judíos ni con cristianos.
En cuanto el misionero les habló de los diez mandamientos,
los jefes indígenas le dijeron que aquellos mismos mandamientos se
los habían enseñado sus antepasados, y ya se los sabían pues
procuraban vivirlos. Concluían los indígenas diciéndole: “Por eso
mismo entendemos que tu religión, padre, es la verdadera y la
aceptamos”.
Por ejemplo, así expresaban algunas de sus creencias:
* “Dodaw (Dios) no puede ser visto porque él no tiene cuerpo;
él jamás morirá, ya que vive para siempre”
* “Tus ojos no deben detenerse mirando y deseando a la
esposa de otro”
* “A los mentirosos Dodaw los borra de ese lugar hermoso y
florido que él tiene reservado para los muertos”
* “Si un hombre le roba la esposa a oro, entre todos los
vecino deben matarlos antes de que nazcan los hijos de aquella
unión. De no hacerlo, los hijos crecerán y seguirán haciendo eso
mismo que han hecho sus padres”
3) Para vivir
La tolerancia puede contribuir a resolver muchos conflictos y a
erradicar muchas violencias. Sin embargo, es importante tener claro
qué es la tolerancia, pues suele malentenderse.
Así pues, promover la tolerancia no es tolerarlo todo, porque
es evidente que no se puede permitir todo. Si todo fuese permitido
se caería en un caos completo y absoluto.
Aquí cabe recordar la actitud que recomendaba San Agustín:
Odiar al pecado, pero amar al pecador.
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