¡Ese es el camino!
En muchos países, los cristianos son privados de sus derechos fundamentales y
marginados de la vida pública; en otros sufren ataques violentos contra sus iglesias
y sus casas. Pero hay casos en los que ha prevalecido la concordia y la voluntad
recíproca de cooperar en aras del bien común; ejemplos y lugares para la
esperanza en los que se ha reconocido que la visión cristiana del hombre ha sido
una verdadera fuerza inspiradora para la convivencia social. ¡Ese es el camino! El
camino de la paz, no de la violencia; el camino que reconoce la dignidad inalienable
de toda persona y de sus derechos fundamentales.
Jesús Martínez Madrid