Un año nuevo, no es cualquier cosa
Felipe Santos, Salesiano
Todos desean a los demás y a sí
mismos un buen año, pero pocos
luchan
obtenerlo.
Empezar un nuevo año, como si fuera
cualquier cosa, es una enorme torpeza.
Un año de vida es un regalo demasiado
grande para echarlo a perder.
¿Alguna vez has sentido en lo más hondo
de tu ser ese deseo profundo y enorme
de mejorar o de cambiar? Si es así, no
dejes que el deseo se escape, porque no
todos los días lo sentirás. Si hoy sientes
esa llamada a querer ser otro, a ser
distinto, atrápala con fuerza y hazla
por
 
realidad.
El inicio de un nuevo año es el momento
para reunir las fuerzas y toda la ilusión
para comenzar el mejor año de la vida,
porque el que se proponga convertir éste
en su mejor año, lo puede lograr.
El año nuevo es una oportunidad más
para transformar la vida, el hogar, el
trabajo en algo distinto. «Quiero algo
diferente, voy a comenzar bien; así será
más fácil seguir bien y terminar bien.
Quizá el año pasado no fue mi mejor año,
me dejó un mal sabor de boca. Éste va a
ser distinto, quiero que así sea; es un
deseo, es un propósito, y no lo voy a
echar
a
perder.
Tengo otra oportunidad que no voy a
desperdiciar, porque la vida es demasiado
breve».
¿Quién es capaz de decir?: "Desde hoy,
desde este primer día, todo será distinto"
En mi hogar me voy a arrancar ese
egoísmo que tantos males provoca; voy a
estrenar un nuevo amor a mi cónyuge y a
mi familia; seré mejor padre o madre.
Seré también distinto en mi trabajo, no
porque vaya a cambiar de trabajo, sino
de humor. En él incluso voy a
desempolvar mi fe, esa fe arrumbada y
llena de polvo; voy a poner un poco más
de oración, de cielo azul, de aire puro en
mi jornada diaria. Ya me harté de vivir
como he vivido, de ser egoísta, tracalero,
injusto. Otro estilo de vida, otra forma de
ser. ¿Por qué no intentarlo?”
En los ratos más negros y amargos,
llenos de culpa, piensas: «¿Por qué no
acabar con todo? Pero en esos mismos
momentos se puede pensar otra cosa:
¿Por qué no comenzar de nuevo?».
Algunos ven que su vida pasada ha sido
gris, vulgar y mediocre, y su gran
argumento y razón para desesperarse es:
«He sido un Don Nadie, ¿qué puedo hacer
ya?» Pero otros sacan de ahí mismo el
gran argumento, la gran razón para el
cambio radical positivo: «No me resigno a
ser vulgar; quiero resucitar a una vida
mejor, quiero luchar, voy a trabajar,
quiero
a
empezar».
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Un año recién salido de las manos del
autor de la vida es un año que aún no
estrenas. ¿Qué vas a hacer con él? El año
pasado ¿no te gustó?, ¿no diste la
medida? Con éste ¿qué vas a hacer? Un
nuevo año recién iniciado: todo
comienza, si tú quieres; todo vuelve a
empezar…
Yo me uno a los grandes insatisfechos, a
los que reniegan de la mediocridad, a los
que, aún conscientes de sus debilidades,
confían y luchan por una vida mejor.
Todos desean a los demás y a sí mismos
un buen año, pero pocos luchan por
obtenerlo. Prefiero ser de los segundos.