El Testamento de Jesús
Los regalos de Navidad
Pbro. José Martínez Colín
1) Para saber
Al celebrar el Nacimiento de Cristo, podemos reflexionar en
tantos bienes que nos trajo consigo: la salvación, el perdón de los
pecados, elevarnos a la condición de hijos de Dios… podemos hacer
un recuento de algunos significativos con un relato que imagina cuál
sería el supuesto “Testamento de Jesús”.
2) Para pensar
Yo, Jesús de Nazareth, reparto todos mis bienes entre las
personas que amo:
La estrella de Belén
A los que están desorientados y necesitan ver claro para
seguir adelante; a todo aquel que desee ser guiado o quiera
también servir de guía.
El pesebre
A los que no tienen nada, ni siquiera un sitio para cobijarse o
un fuego donde calentarse, me tendrán a Mí.
Mis sandalias
A los que deseen emprender el camino al Reino de los Cielos,
senda ardua pero satisfactoria; tropezarán, pero les ayudarán a
levantarse y recomenzar el camino.
La palangana .
Donde les he lavado los pies, para quien quiera más servir que
ser servido.
El plato
Donde partí el pan, es para los que quieren vivir en
fraternidad; y estén dispuestos a amar, a comprender, a compartir
sus alimentos.
El Cáliz
Lo dejo a quienes estén sedientos de un mundo mejor y una
sociedad más justa, dispuestos a sacrificarse por ese ideal.
Mi Corona de espinas
Para quien quiera ponérsela cuando tenga la tentación de
creer merecer una corona de oro.
Mis Clavos
A quien quiera clavarse conmigo, para no alejarse de Mí
cuando las vanidades del mundo lo reclamen.
Mi Cruz
Es para todo aquel que esté dispuesto a dar su vida por los
demás, sin que le detenga el sufrimiento o incluso la muerte.
También quiero dejar como legado a la humanidad entera, las
actitudes que han guiado mi vida y quiero que los guíen también:
Mi palabra
A todo aquel que quiera escucharla y ponerla en práctica a fin
de hacer siempre la Voluntad de mi Padre.
La alegría
A todos los que estén dispuestos a hacerles grata la vida a los
demás.
La humildad
Es para todos aquellos que, dándose cuenta de su poca valía,
se sienten felices de ser instrumentos de Dios.
Mi hombro
A todo aquel que necesite un amigo en quien reclinar la
cabeza, y al abatido por el cansancio del camino, para que puedan
descansar y recobrar fuerzas para seguir andando.
Mi perdón
Es para todos. Para los que día tras día, pecado tras pecado,
sepan volver arrepentidos a mi Padre misericordioso.
Mi Vida
A todos, pero sintiendo especial predilección por los más
débiles. Como muestra de Amor infinito, les dejo mi Vida misma en
la Eucaristía, para no tener que separarme de cada uno.
Por último: A mi Madre
A todos los seres humanos, esperando sepan recibirla como la
mejor de las madres, acudiendo a Ella siempre que lo requieran, y
sabiendo que los atenderá con todo el amor de una madre.
3) Para Vivir
Escribe San Pablo que hemos de tener los mismos
sentimientos de Cristo. Pues bien, el Verbo Encarnado nos deja un
ejemplo de vida para imitarlo. En cualquier circunstancia,
procuremos obrar como lo haría el Señor, sabiendo que así le
agradaremos.
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