¿Representar al buey?
Vivir un Adviento de gozo
Pbro. José Martínez Colín
1) Para saber
En algunos países existe la tradición, en el tiempo de
Adviento, de bendecir las imágenes del “Nio Dios” que serán
puestas en los nacimientos de los hogares, escuelas o parroquias.
Este año, el Papa Benedicto XVI las bendijo en el tercer
domingo de Adviento, e invitó a esperar con gozo la venida del
Señor. Una alegría que la misma liturgia nos lo recuerda en palabras
de San Pablo: “Alegraos en el Seor” (Fil 3,1).
En efecto, a mitad del Adviento, la liturgia introduce el
domingo de la “Alegría”, haciendo una parada para anticipar el gozo
que nos espera con la llegada de Jesús.
El ambiente exterior –añadió- propone los habituales mensajes
de tipo comercial, pero no hemos de perder el sentido espiritual. El
cristiano, dijo, “está invitado a vivir el Adviento sin dejarnos distraer
por las luces, pero sabiendo dar el justo valor a las cosas, para fijar
la mirada interior en Cristo”.
2) Para pensar
Un relato del p. Luis Hugo López nos puede ayudar a pensar.
Sucede que una maestra preguntó a los niños pequeños de
primaria qué personaje querrían representar en la obra de teatro
navideña del colegio. Un niño respondió: «Maestra, me gustaría ser
el buey».
La maestra se llevó las manos a la boca y le dijo que no fuera
grosero. Pero el niño le replicó que así se lo había dicho su hermano
mayor que está estudiando para ser sacerdote. Y le explic: “mire,
maestra, el Niño Dios es un bebé pequeñito, y está haciendo mucho
frío allá afuera. Por eso necesita calor. El oro, el incienso, y la mirra
son buenos, pero ahora no los necesita. No los puede tomar con sus
manitas. Sólo tiene frío. Y el buey le da calor al estar a su lado. Por
eso en navidad me gusta ser el buey”.
Llegó el día de la representación y todo el público se llevó una
grata sorpresa cuando vieron que el buey no paró de soplar aire
caliente al recién nacido durante toda la obra de teatro.
Es curioso que el niño escogiera no el personaje más bello,
sino un personaje que podía satisfacer una necesidad del Niño Dios.
Habría que preguntarse qué personaje nos gustaría ser
cuando estemos delante del Niño Dios, estando dispuestos a estar
en dónde el Señor disponga, más que en donde nos guste más.
3) Para vivir
La liturgia, explicó el Papa, “nos invita a la alegría, a una
vigilancia no triste, sino gozosa. La verdadera alegría no es fruto del
divertirse, entendido en el sentido etimológico de la palabra “di-
vertere”, es decir desentenderse de los empeños de la vida y de sus
responsabilidades”. Quien ha encontrado a Cristo en la propia vida,
experimenta en el corazón una serenidad y una alegría que nadie ni
ninguna situación pueden quitar.
“En este tiempo de Adviento, reforcemos la certeza de que el Seor
ha venido en medio de nosotros y continuamente renueva su
presencia de consolación, de amor y de alegría”.
Concluyó el Papa invitando a confiar nuestro camino a la
Virgen Inmaculada para que guíe nuestros corazones en la espera
alegre de la venida de Jesús, una espera llena de oración y obras
buenas. Que nos enseñe a reconocerlo y amarlo, de modo que
nuestro corazón y nuestros hogares se inunden de su luz.
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