Dios no se contradice
Paso a referirme al escrito del seor Rubén Lachman que escribi esto: “Moral
humana sin cristianismo”. Dije que al analizar este escrito no nos iríamos por las
ramas. Ni voy a sentar cátedra sobre las normas morales humanas y las normas
morales cristianas. Las primeras son llevaderas como el viento. Cada uno se auto
regula a su propia conveniencia. Las segundas trascienden y son eternas. Nadie las
puede cambiar. Solo Dios. Y él no se contradice, como sí se contradicen los seres
humanos.
No obstante, resulta forzoso señalar lo primero: A este artículo le sobran las ganas
sin medida de desprestigiar a la Iglesia católica (moral tipo papa Borgia; saludos a
Hitler, Mussolini y a Franco; Juan Pablo II encubridor de pedófilos, etc.). No es pues
un escrito redactado de manera constructiva, elevada y hasta honesta. Lo que hace
es recurrir a la innoble y conocida práctica de tratar de disminuir a las personas y a
las obras con tal de ganar más puntos a favor de lo que escribe. Quien calumnia o
difama con ese propósito por lo general desconoce la total realidad de los hechos y
no le preocupa saberlo porque su prejuicio, preconcepto o envidia es mayor. Tales
críticos no pasan de ser personas enfermas que merecen compasión y nada más.
En nuestra portada de Veritas Prima (http://veritasprima.com) hay una lista de
páginas católicas que se refieren a estas críticas malsanas. Una persona que
frecuentemente habla mal de otra, dice el padre Zezinho, de Brasil, no puede estar
cerca de Dios. Y, entonces, ¿con quién habría de estar? Dice que el autor del
artículo a quien él ataca –no refuta- desconoce al Espíritu Santo. Y la pregunta es:
¿Cómo podría él saberlo siendo el un ateo?
Los primeros discípulos de Jesús fueron los primeros cristianos. E históricamente
son también los miembros de una sociedad religiosa original que es la Iglesia. Esa
oscura secta palestina se convierte después en una religión original, universalista.
Es decir católica y que no tiene nada de politeísta. Cuando el autor menciona
internet nos da la medida de sus señalamientos. Hay muchas páginas sectarias y
anticlericales que repiten una y otra vez esos señalamientos. Y que los copian tal
como están para difundirlos a como dé lugar. Son argumentos gastados.
Incompletos unos y falsos los otros. Son parte de esas leyendas negras que no
cesan de repetir porque siempre habrá incautos que las tomen por ciertas.
Por último, quien no conoce las palabras de Jesús no sabrá por qué “la mayoría de
los pueblos más incultos y pobres creen en Dios”. De cierto es que los pobres son
los más bienaventurados, porque de ellos es el Reino de Dios. San Felipe Neri, otro
pobre entre los pobres de Dios, nunca tuvo pretensiones faraónicas ridículas pero
solía decir: “¿Cmo es posible que alguien que cree en Dios pueda amar algo fuera
de Él?”
CARLOS VARGAS VIDAL. ESCRITOR CATÓLICO, DEI GRATIA