Plan de Vacaciones
Martha Morales
Los días de vacaciones son preciosos y debemos hacer todo lo posible para que
queden en el recuerdo de la infancia como los tiempos felices junto a papá y mamá.
En la propia ciudad o fuera de ella, uno de los planes podría ser ir a conciertos,
visitar a museos y lugares artísticos, ir a zoológicos, exposiciones o parques de
diversión. También se pueden visitar templos, lugares coloniales o restos
arqueológicos. Otros son aficionados a pintar cerámica, hacer vitrales, modelar con
plastilina o papel maché, ya que en los trabajos manuales pueden alimentar su
creatividad.
Benedicto XVI comentó en una Audiencia que un canal para encontrar a Dios era la
vía de las expresiones artísticas, dijo:
Tal vez os ha sucedido alguna vez ante una escultura, un cuadro, algunos versos de
una poesía o un fragmento musical, experimentar una profunda emoción, una
sensación de alegría, es decir, de percibir claramente que ante vosotros no había
sólo materia, un trozo de mármol o de bronce, una tela pintada, un conjunto de
letras o un cúmulo de sonidos, sino algo más grande, algo que «habla», capaz de
tocar el corazón, de comunicar un mensaje, de elevar el alma. Una obra de arte es
fruto de la capacidad creativa del ser humano, que se cuestiona ante la realidad
visible, busca descubrir su sentido profundo y comunicarlo a través del lenguaje de
las formas, de los colores, de los sonidos. El arte es capaz de expresar y hacer
visible la necesidad del hombre de ir más allá de lo que se ve, manifiesta la sed y la
búsqueda de infinito. Más aún, es como una puerta abierta hacia el infinito, hacia
una belleza y una verdad que van más allá de lo cotidiano. Una obra de arte puede
abrir los ojos de la mente y del corazón, impulsándonos hacia lo alto.
Pero hay expresiones artísticas que son auténticos caminos hacia Dios, la Belleza
suprema; más aún, son una ayuda para crecer en la relación con él, en la oración.
Se trata de las obras que nacen de la fe y que expresan la fe. Podemos encontrar
un ejemplo cuando visitamos una catedral gótica: quedamos arrebatados por las
líneas verticales que se recortan hacia el cielo y atraen hacia lo alto nuestra mirada
y nuestro espíritu, mientras al mismo tiempo nos sentimos pequeños, pero con
deseos de plenitud… O cuando entramos en una iglesia románica: se nos invita de
forma espontánea al recogimiento y a la oración. Percibimos que en estos
espléndidos edificios está de algún modo encerrada la fe de generaciones. O
también, cuando escuchamos un fragmento de música sacra que hace vibrar las
cuerdas de nuestro corazón, nuestro espíritu se ve como dilatado y ayudado para
dirigirse a Dios. (…) ¡Cuántas veces entonces las expresiones artísticas pueden ser
ocasiones para que nos acordemos de Dios, para ayudar a nuestra oración o
también a la conversión del corazón! Paul Claudel, famoso poeta, dramaturgo y
diplomático francés, en la basílica de «Notre Dame» de París, en 1886,
precisamente escuchando el canto del Magníficat durante la Misa de Navidad,
percibió la presencia de Dios. No había entrado en la iglesia por motivos de fe;
había entrado precisamente para buscar argumentos contra los cristianos, y, en
cambio, la gracia de Dios obró en su corazón. (..) Esperamos que el Señor nos
ayude a contemplar su belleza, tanto en la naturaleza como en las obras de arte, a
fin de ser tocados por la luz de su rostro, para que también nosotros podamos ser
luz para nuestro prójimo . (Audiencia 31 de agosto de 2011).
Leer en familia algunos cuentos o fábulas puede ayudara que se aficionen a la
lectura. También se puede practicarla lectura individual. Otras veces se puede ver
un video en familia. Las mañanas se pueden aprovechar para hacer ejercicio –andar
en bicicleta, atletismo, o simplemente caminar por el campo, la ciudad o un parque-
, eso anima mucho a la familia.
Los juegos de mesa también ayudan a convivir con los hijos, como serpientes y
escaleras, parché, damas chinas, damas españolas, la oca, la lotería, memoria,
rompecabezas, turista y todo lo que ayuda a rescatar los momentos familiares que
tanta falta hacen.
Otros jóvenes aprovechan para hacer prácticas profesionales, trabajos cortos, hacer
visitas a hospitales o asilos, hacer promociones rurales, aprender cosas nuevas de
computación o de nuevas tecnologías, en suma, descansar haciendo otra actividad.
Benigno Ferire dice que pocos quehaceres templan más el ánimo y rejuvenecen el
corazón que un plácido paseo al amanecer o al atardecer con un familiar o un
amigo.
Si una persona disfruta sólo de las vacaciones, disfruta un mes al año, pero si
disfruta del trabajo lo hace durante once meses y, además, le resta el mes de
vacaciones. El trabajo necesariamente cansa pero eso no impide que resulte
gustoso. En el deporte uno suda, jadea, se cansa y, sin embargo, provoca
sensaciones gratificantes y es beneficioso para la salud.
El Papa Benedicto XVI dijo en sus primeras vacaciones como Papa: En el mundo en
que vivimos, se convierte casi en una necesidad poder tomar nuevo vigor en el
cuerpo y en el espíritu, especialmente para quien vive en la ciudad, donde las
condiciones de vida, con frecuencia frenéticas, dejan poco espacio al silencio, a la
reflexión y al distendido contacto con la naturaleza. Las vacaciones son, además,
días en los que puede haber dedicación más prolongada a la oración, a la lectura y
a la meditación sobre los significados profundos de la vida, en el contexto sereno de
la propia familia y de los seres queridos. El tiempo de las vacaciones ofrece
oportunidades únicas de pausa ante los espectáculos sugestivos de la naturaleza,
maravilloso «libro» al alcance de todos, mayores y niños. En el contacto con la
naturaleza, la persona reencuentra su justa dimensión, se redescubre criatura,
pequeña pero al mismo tiempo única, «capaz de Dios» porque interiormente está
abierta al Infinito. Empujada por el interrogante de sentido que le apremia en el
corazón, percibe en el mundo circundante la impronta de la bondad y de la
providencia divina y casi naturalmente se abre a la alabanza y a la oración.
Es bueno aprovechar el tiempo con actividades variadas según las circunstancias
como arreglos de la casa, aprendizaje de pintura, cocina, fotografía, deporte, ver un
documental de interés general, etc. Importante sería también dedicarse a jugar un
buen rato con los hijos o hablar con los hijos adolescentes o jóvenes, preparar una
rica comida, ir a caminar o a tomar un helado, en fin, realizar aquello que a veces
por las ocupaciones diarias no podemos llevar a cabo.
La última semana se vacaciones es de vital importancia para el reingreso en la vida
ordinaria. Hay que retornar poco a poco al horario de sueño acostumbrado para no
sentir tan fuertemente el cambio. Y no irse de boca tratando de divertirse y de
desvelarse para “aprovechar el tiempo”, porque entonces uno retorna más cansado
que cuando se fue a vacaciones y con “depre”.