NO HAY DERECHO A ESTAS EXIGENCIAS
No sé si esto de ser cristiano es algo que permanece en un
claroscuro, de tal forma que cualquier forma de simpatía por la figura de
Jesús les basta a muchos para sentirse “buenos cristianos” la moral
cristiana parece ser en muchos, un tipo de moral permisiva, o de medias
tintas, vista como una soldadura entre cristianismo y sociedad.
Ya Jorge Rieju habló del pesimismo en la sociedad que, a pesar de
ser próspera, anda entre la paranoia a perder su opulencia, a la estupidez
de pretender ser lo más grande, ignorando el minúsculo puntito que es
nuestro planeta en medio del Universo Creado. En los pobres ya es un caso
sangrante.
Hay dos, entre tantos versículos bíblicos, que a mí me llenan de
perplejidad. Son versículos disuasorios, que ponen coto a cualquier intento
de ser coherente con la Escritura, y por otro lado son estímulo para los
que, valientemente, se meten hasta el cuello, en un mar de dificultades
para hacer la voluntad de Dios.
¡Ser discípulo de Jesús! ¿Usted quiere serlo? Pues aplíquese usted
el siguiente versículo bíblico: Si alguno viene a mí, y no aborrece a
su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun
también su propia vida, no puede ser mi discípulo. (Lucas 14: 26) Bueno, a
ver como se come esto. ¿Cómo puede exigirse tal renuncia.
Lo primero que se nos viene a la mente, es la absoluta soberanía
de Jesús, y la voluntariedad de la fe en Él para hacer un esfuerzo
semejante. La exigencia para un hombre del mundo, es simplemente
absurda y fuera de razón , como dicen muchos de los que me escriben.
Solo la fe decidida y esperanzada puede recorrer un camino que es
angosto y con numerosas dificultades. La gloria de la Victoria suprema, es
para los bienaventurados suficiente estímulo para hacer buenas esas
exigencias de Jesús.
Por supuesto que la maravillosa oferta puede ser rechazada por
cualquiera. Tal vez no la ha conocido nunca, pero hay juicio como dice San
Pablo en la secuencia de las postrimerías: Y de la manera que está
establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto
el juicio… (Hebreos 9: 27).
Así pues hay premio al que se entrega en su totalidad a Cristo
mientras que hay damnación a los que se rebelan: el cual pagará a cada
uno conforme a sus obras: vida eterna a los que, perseverando en bien
hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad, pero ira y enojo a los que son
contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia;
tribulación y angustia sobre todo ser humano que hace lo malo, el
judío primeramente y también el griego, pero gloria y honra y paz a todo el
que hace lo bueno, al judío primeramente y también al griego; porque no
hay acepción de personas para con Dios. (Romanos 2: 6 al 11)
Se pueden creer o no, estos asertos de la Escritura Santa (Biblia),
y de lo que declaran los hombres que siguen, institucionalmente o no,
estas cosas de La Revelación. Desprendámonos ante todo de las banderías
y de las agrias discusiones. No pensemos que con nuestras predicaciones o
escritos etc. ya hemos ganado la plenitud de la compañía de Cristo Jesús.
Siervos inútiles somos, y lo que teníamos que hacer, eso hicimos.
(Lucas 17:10) A pesar de esto, se nos dirá a los bienaventurados que
entremos en el reino definitivo de los Cielos: Bien, buen siervo y fiel; sobre
poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu
señor. (Mateo 25:23) Los dichos de Jesús se creen o no, pero no se ignoran
por los que pretenden confesarse seguidores.