Hombre Nuevo
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José Manuel, L.C.
Juego de máscaras
Cuando hablamos con otra persona, participamos simultáneamente de dos conversaciones
diferentes. La primera es la conversación que entablamos con el otro, con quien realizamos
un intercambio de mensajes. Ésta conversación la podemos llamar, pública. Pero de modo
concomitante o simultáneo, participamos de otra conversación con nosotros mismos, que
incluye los pensamientos que nos decimos en nuestro interior mientras hablamos y que no
siempre revelamos. Esta segunda es la conversación privada.
La autenticidad exige que haya coherencia entre las dos conversaciones. No estamos
obligados a decir toda la verdad, pero sí estamos obligados a decir la verdad. No estamos
obligados a decir lo que pensamos, pero sí a ser coherentes con lo que hablamos. Se puede
callar por prudencia, pero no se acepta la mentira o la hipocresía.
Por otra parte, quien escucha, de modo inconsciente percibe y analiza si existe sinceridad
entre lo que le están diciendo y la intención o sentimiento del emisor. No bastan las
palabras. Si quien escucha descubre falsedad en el que habla, lo que provoca es una gran
desconfianza, porque sabe que lo están manipulando. El lenguaje del hombre cabal es
cálido, nace del corazón y por lo tanto resulta coherente, convincente y sincero.
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