AGAPITO MAESTRE Y LA MORALIDAD
No tengo ocasión de leer a D. Agapito Maestre, pero en los más
destacados o leídos, me ha llamado la atención un artículo suyo en el que
habla de la inmoralidad extendida por todas las capas de la sociedad; sobre
todo, hacía hincapié sobre los políticos y defraudadores del fisco.
Y tiene razón. Espero que si vuelve a gobernar el PP, (que no
debiera haber dejado de hacerlo), y “el miedo guarda la viña”, las
experiencias debieran servir para algo, y las cosas podrían ser ya de otra
manera, en esos niveles en los que se vigilan tan estrechamente unos a
otros.
Y en esa esperanza reposamos los que de una u otra forma
queremos una justicia verdadera, que no se va a implantar hasta que no
llegue el antiguamente llamado “maestro de justicia o rectitud” entre los
esenios . Que es de sobra y probadamente el Cristo de Dios esperado. No
hay conducta mejor, ni semejante, en ningún ser humano filósofo o
estadista.
La conducta cristiana, que solo es lo que recomendó Jesús que
siguiéramos es la única posible, pero Él no dijo nunca que la seguirían
grandes masas, sino que dijo: porque estrecha es la puerta, y angosto el
camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan. (Mateo 7:14).
Son pocos los que se toman en serio el capítulo tan decisivo en la
vida del hombre y de los Pueblos, que se manifiesta en toda conducta
personal y culturas mundiales en general. Esto determina el vivir de las
gentes, y es notable lo que un cristiano de veras es capaz de hacer por los
más necesitados.
El humanismo sin Cristo quiere emular al amor cristiano y a fe de
que hay muchas personas que de alguna manera ayudan a los
necesitados por compasión o por ética personal. Esas personas aunque no
piensen como cristianos, son, si no aliados en el propio sentido de la
palabra, sí co-beligerantes contra la pobreza y la injusticia.
Es loable, aunque carece de la motivación necesaria para darse en
la totalidad de la persona que ayuda; solo el cristianismo es capaz entre
todos de amalgamar los buenos sentimientos humanitarios , con la entrega
a algo que en el fondo es amor de la mejor especie conocida por los
humanos.
Así pues, vemos a personas motivadas, cristianas y bastante
cumplidoras, que tienen que ser amonestados continuamente para que
revisen y entren profundizando en la Escritura, y teniendo a esta por
bandera y forma de vivir.
Esto, multiplicado e interiorizado por muchos, sería un antídoto
contra la inmoralidad general, que ya no se trata solamente de la materia
sexual, sino que también abarca otras clases de moral como la de no tomar
lo que no es de uno, y ser serio y no deber lo que no se puede pagar ,
porque eso es robo aun siendo inconsciente. No debáis a nadie nada, sino
el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la
ley. (Romanos 13:8) Nada más fácil.
Y si un pueblo no tiene una moral, cristiana u otra, que aborrezca
el robo, que reservase la libertad individual dentro de unas leyes, no
hechas “pro domo sua” por los políticos de un bando prevalente, o por el
dictador de turno.
El Contrato Social de Rousseau, ni es tan malo como dicen los
críticos, ni tan bueno como afirman los apologistas. Simplemente, se
restringen las libertades individuales en beneficio de todos. Es la ley que
en Inglaterra obliga a circular por la izquierda a los automóviles, y en
Europa continental por la derecha.
Orden y respeto, no son tan difíciles de acatar, cuando sabemos
que si hay una emergencia en nuestro hogar, podemos llamar a un médico,
a la policía, a los bomberos etc. Y Dios sobre todo y en todos.