Voz del Papa
Las bases de un matrimonio feliz
José Martínez Colín
1) Para saber
Hace unos días el santo Padre Benedicto XVI se dirigía a los
novios, invitándolos afrontar los retos de nuestro tiempo: una
cultura que no tiene claros criterios morales y lleva a vivir de forma
egoísta; un relativismo que oculta los valores esenciales y le da más
importancia al presente, a las sensaciones, emociones y estados de
ánimo que al ideal de compartir un proyecto de vida; una exaltación
exagerada del cuerpo, en que se banaliza la sexualidad y lleva a
vivirla fuera de una comunión de vida y de amor.
Para resistir esos embates es preciso permanecer firmes en la
fe, sintiéndose siempre amados y custodiados por el amor de Dios,
que es nuestra fuerza. Además, “también la Iglesia está cerca de
vosotros y os apoya. Ella sabe que tenéis sed de valores, los
verdaderos: el valor de la fe, de la persona, de la familia, de la
justicia. Educaos, por tanto, desde ahora a la libertad de la
fidelidad y la indisolubilidad, dones que deben desearse, pedirse
y vivirse. Quemar etapas acaba por “quemar” el amor. Se
necesita respetar los tiempos y la gradualidad en las expresiones; es
preciso dar espacio a Cristo, que es capaz de hacer un amor
humano fiel, indisoluble y abierto a la transmisión de la vida que son
los pilares de toda familia.
2) Para pensar
Se cuenta que en cierta ocasión, durante una elegante
recepción de bienvenida al nuevo Director de una importante
compañía, le preguntaron a la esposa del festejado: “Tu esposo, ¿te
hace feliz?”
El esposo, que estaba cerca, estaba seguro que su esposa
diría que sí. Sin embargo, para sorpresa suya y de los demás, la
esposa respondió con un rotundo: “No, no me hace feliz”.
En la sala se hizo un incómodo silencio. El marido estaba
petrificado. No podía creer lo que su esposa decía.
Ante el asombro de todos, ella continuó: “No, él no me hace
feliz. ¡Yo soy feliz! Ser feliz o no, no depende de él, sino de mí. Si mi
felicidad dependiera de otra persona o de circunstancias, estaría en
serios problemas ya que pueden cambiar: las personas, las riquezas,
mi cuerpo, el clima, etc. Las “circunstancias" acompañan, pero la
felicidad siempre se apoyará en el verdadero perdón y en el amor, a
sí mismo y a los demás… Y eso yo lo decido. Si los dos nos amamos
y nos perdonamos podemos enfrentar todo, y los cambios serán
sólo “circunstancias” que nos enriquecen.
Hay gente que dice: No puedo ser feliz porque estoy enfermo,
porque no tengo dinero, porque hace calor, porque me insultaron,
porque alguien ha dejado de amarme o no me valoró… y un largo
etcétera. Pero lo que, muchos, no saben, es que se puede ser feliz
aunque… estés enfermo, aunque haga calor, no tengas dinero, te
hayan insultado, o alguien no te haya amado o valorado.
Ser feliz es una actitud ante la vida para amar y eso ¡cada uno
lo decide!
3) Para vivir
Por último, el Papa decía a los novios: “os encontráis viviendo
una etapa única… que hace descubrir la belleza de existir y de ser
preciosos para alguien, de poderos decir recíprocamente: tú eres
importante para mí... ¡No renunciéis a perseguir un ideal alto de
amor! Pero el amor requiere de maduración: es preciso llegar a
“querer el bien” del otro. El amor vive de gratuidad, de sacrificio de
sí, de perdón y de respeto del otro”. Así logra cada uno ser feliz.
José Martínez Colín es sacerdote, Ingeniero en Computación por la UNAM y Doctor en Filosofía por la
Universidad de Navarra
(e-mail: articulosdog@gmail.com )