ES MÍA
Era el amanecer
de un día cualquiera.
Abrí la puerta de mi alma
A todo el que deseara conocerla.
Vi que la tierra, el mar y el aire
Eran mis compañeros.
Y por eso me dije: Es mía.
Mía la tierra con sus habitantes
Para quererlos y amarlos.
Mía es la mar con sus peces,
Sus barcos y sus gentes
A los que siento de verdad.
Mío es el aire imperceptible
Para los que van de un lugar a otro lugar.
A todos los quiero porque el corazón humano
Es tan infinito como las arenas de la mar.
Es mía la aurora blanca
Que me enseña esta mañana a caminar.
Es mía la luz del alba
Cuando alumbra la mañana en su despertar.
No hay melancolía en mi alma
Que está soñando a nueva vida,
En nuevos horizontes,
En nuevas perdonas que encontrar.
Tú reposas en la vera del camino
Como el dulce viento
Que me sonríe en mi despertar.
Eres mía.
Felipe Santos, padrecito salesiano
Saludos, abrazos y recuerdos