Vivir en Cristiano
La fuerza del perdón
Pbro. José Martínez Colín
1) Para saber
¡Quién no quisiera acabar con el mal en el mundo! El Papa
Benedicto XVI afirmaba que en ocasiones nos parece que el bien es
más pequeño y débil que el mal. Pareciera que no puede hacerse
nada. Pero realmente no es así, el bien es más poderoso y no sólo
lo puede detener, sino incluso tiene la fuerza de vencerlo.
El Papa reflexionaba sobre la oración que hacía Abraham
intercediendo por unas ciudades que iban a ser destruidas. En su
oración, Abraham pide a Dios que por unos inocentes, perdone toda
la ciudad apelando a su justicia divina. Cabe atender, dice el Papa,
que no solo pide que sean perdonados los inocentes que ahí se
encuentren, sino pide el perdón para todos.
La oración de Abraham, no solo es para librarlos del castigo,
sino que los convierta, que a través del perdón transforme al
pecador para que ya no haga el mal. Es ofrecerles una oportunidad
a los malhechores para reconozcan su culpa dejándose salvar, para
que ya no continúen haciendo el mal, sino que se conviertan en
justos y así ya no merezcan el castigo.
Es el perdón el que interrumpe la espiral del pecado ”,
concluye el Papa, y por ello el bien es más fuerte que el mal.
2) Para pensar
Hace tiempo ocurrió un suceso en Argentina que conmovió al
país. La historia ocurrió en la localidad de Esquel, en la sureña
provincia de Chubut. A una mujer, Ana María Suárez, le mataron a
golpes a su hijo Mariano que contaba con 27 años. Habían
aprehendido al asesino, un joven de 25 años llamado Fabián Chávez
quien aceptó la culpa. Padecía de alcoholismo.
Procedieron a juzgarlo. El juicio se llevó a cabo, y en la misma
sala del tribunal se encontraban ante el juez, la madre de Mariano,
Ana María, y el asesino de su hijo. En un momento determinado, la
madre, en pleno juicio, se puso de pie y se acercó al asesino de su
hijo. Y, ante la sorpresa y expectativa de todos los presentes, lo
perdonó públicamente, le regaló un rosario, le pidió acercarse a Dios
y finalmente lo abrazó.
La mujer le dijo al asesino frente a todos: "Solamente la
oración calma cada día mi dolor. Ayer cuando fui a la iglesia de San
Cayetano, le oraba a la Virgen y pensaba que mi hijo está con Dios.
Pero también pensaba en vos, que sos tan joven. No te voy a hacer
daño. Sólo quiero darte esto", le dijo antes de entregarle un rosario.
"Solo Dios cura las heridas. Yo te perdono. Y si mi hijo te
ofendió te pido perdón. Yo lo amaba y ahora quiero que vos no
sufras. El destino que te toca me duele porque trabajo con jóvenes.
En esta tierra hay mucha violencia. Y vos has sido víctima de ella
desde que naciste. Es el amor el que también ayuda a curar las
heridas", dijo la mujer y lo abrazó. Ante estas palabras, el acusado
no pudo contenerse y estalló en llanto.
3) Para vivir
Cuando rezamos el Padrenuestro, le pedimos a Dios que
perdone nuestros pecado y, a la vez, manifestamos el propósito de
perdonar a los que nos ofenden. Al pedir ser perdonados, pedimos
también nuestra conversión, saber perdonar como Dios nos
perdona.
Que no falte en nuestra oración pedir ese perdón para
nosotros y para todos, sabiéndolo encontrar siempre en el
Sacramento de la Confesión. Vivamos siempre confiados en la
misericordia divina.
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