LA FUENTE
Está triste y acongojada
La madre que ha perdido
A su querido hijo.
Se va a la fuente clara
Para, ante su transparencia,
Recordar los abrazos de su hijo.
Las mujeres que a beber van
Con sus palabras la consuelan.
Ella, triste y acongojada,
Llora sobre la fuente clara
Ríos de lágrimas y de penas.
Las niñas en los jardines
Juegan a juegos de inocencia.
Recuerdos vivos para la madre
Que recuerda a su hijo amado,
Envuelta su alma entre penas.
No llores, madre querida,
Pues tu hijo ya vive alegre
Una vida nueva.
¿Cuál?-me dice:
La del Cristo resucitado
Donde hay sólo felicidad sin penas.
Gracias, amigo, por sus palabras tan bellas.
Felipe Santos, padrecito salesiano
Saludos, abrazos y oraciones