Mt 23,13-22 : ¡Ay de ustedes,
guías ciegos!
Felipe Santos, SDB
Podíamos hacernos la misma pregunta que
nos dirige Mateo: ¿Qué es más importante?
Algunos dirían, la respuesta más obvia en
nuestro tiempo: El dinero; otros dirían que lo
más importante es la salud; y algunos pocos, tal
vez los más atrevidos, dirían que el ‘amor’,
entendiendo por tal sólo el amor romántico.
Los que piensan en el dinero tal vez lo ven
como un sinónimo de la felicidad y como un
medio necesario para ayudar a los demás. Pero
lo cierto es que las personas, grupos e
instituciones que más dinero tienen ni son
felices ni hacen felices a los demás, y casi nunca
ayudan a nadie. Los que piensan en la salud
seguramente viven obsesionados por las dietas y
los tratamientos médicos y difícilmente son
felices o ayudan a alguien de algún modo. Por
último, los que entienden el amor únicamente
como un apego erótico o emocional con gran
dificultad lograrán ver algo diferente del objeto
que los obsesiona. El evangelista nos reta desde
el mayor valor de su tiempo, la religión, y nos
dice que, cuando este valor se convierte en un
instrumento de opresión, enajenación o
manipulación, pierde toda su capacidad de
transformar la vida. Por eso nos pregunta: ¿Qué
es lo más importante?