El peligro de la lógica ilógica
P. Fernando Pascual
20-8-2011
De muchas maneras se ha intentado encuadrar al asesino de Noruega, Anders Breivik. Algunos
medios de comunicación lo han descrito como “fundamentalista cristiano”. Otros han subrayado
que este criminal había insultado al Papa Benedicto XVI. No falta quien ha buscado dar relieve a la
relación entre Breivik y la masonería.
La mala lógica, que en muchas ocasiones nace desde sentimientos descontrolados, lleva a más de
uno a pensar: Breivik es fundamentalista cristiano, luego los cristianos son peligrosos.
Otros que piensan igual de mal podrán sacar un razonamiento construido sobre el mismo cimiento
de barro: Breivik insultó al Papa, luego los que insultan al Papa son peligrosos. O este otro: Breivik
vestía gustosamente como masón, luego los masones son terroristas en potencia.
El error que cometen quienes piensan que los cristianos, o los musulmanes, o los hindús, son
peligrosos porque algunos cristianos, musulmanes o hindús cometen este o aquel delito, es similar
al error de quien piensa que los periodistas son mentirosos porque un periodista manipula las
informaciones, inventa datos en sus crónicas y pone (o deja que otros pongan) titulares llenos de
falsedades.
Conviene, frente a cualquier hecho humano, cercano o lejano, conservar un poco de sangre fría y
pensar desde la serenidad de una lógica sana. No podemos etiquetar a las personas que tienen una
característica concreta como si fueran idénticas en lo malo (o en lo bueno: el buenismo tampoco
funciona en una sana lógica) a quien, con esa misma característica, ha cometido una atrocidad.
Desde la serenidad del corazón y desde una actitud honesta podremos dejar de lado esa lógica
ilógica que espontáneamente surge en no pocas cabezas. Tendremos entonces una mente no sólo
más rigurosa, sino también más disponible a no acusar a inocentes y a encuadrar los hechos y las
acciones en el marco de lo que los datos conocidos (muchas veces insuficientes y fragmentarios)
permiten comprender sobre lo que hay detrás de un hecho concreto que ha saltado a los titulares de
nuestro mundo inquieto y confuso.