LA CALLE
Es la calle el espejo
De todo el mundo rico
Que llevamos dentro.
Se ven ancianos encorvados
Por el paso del tiempo.
Se ven niños sonrientes
Ante la luz y los escaparates,
De sus ojos puros y claros,
El mejor descubrimiento.
Se ven jóvenes enamorados
Abrazados y entrelazadas sus manos
Por los jardines, los pubs y su silencio.
Se ve a gente nerviosa, ajada, triste
Por falta de ilusión en sus pensamientos.
Se ve a ejecutivos correr presurosos
A su oficina, con la cara reflejando
Estrés y el afán de dineros.
Se ven padres amantes sonrientes
Ante sus hijos, de sus amadas vidas,
El mejor regalo y portento.
Felipe Santos, padrecito salesiano
Saludos, oraciones y abrazos