No impidan a los niños acercarse a
mí; de los que son como ellos es
el Reino Mt 19,13-15 :
Felipe Santos, SDB
En muy pocos casos los discípulos de Jesús
obstaculizan acceder a él. En este caso particular
de los niños, los discípulos representan un
obstáculo mayor, por cuanto reproducen
mecánicamente los prejuicios de su propia
cultura, que veía a los niños como seres carentes
de juicio, dirección y entendimiento, por lo que
no se les debía permitir el ingreso en el ámbito
adulto, mucho menos en el espacio de
formación que Jesús brindaba a sus seguidores.
Las familias buscaban que los niños conocieran
a Jesús para que él los bendijera y orara por
ellos. La bendición solemne se hacía
imponiendo las manos sobre la cabeza, y la
oración invocaba la protección divina. Estas
prácticas reflejaban la creencia popular que
consideraba que todos debían buscar la
presencia, la enseñanza y la bendición de
personas santas representadas por los profetas,
maestros y sanadores. Jesús no rechaza esas
expresiones de la religión popular, sino que
descubre en ellas valores fundamentales para
una auténtica experiencia religiosa, como son la
confianza, la sinceridad y la sencillez.