NIÑO Y ESTRELLAS
El niño se ha despertado
Entre caricias de madre
Y sueños angelicados.
Con sus ojos brillantes
Por la pura inocencia,
Ha mirado a las estrellas.
Y en ellas ha visto
El espejo de su refulgencia.
Ha preguntado a la madre
Que dónde están las estrellas.
Y ella, con voz suave, le dice:
En tu bella alma, hijo mío,
Tan blanca como la azucena.
Las estrellas, al verlo tan guapo,
Han llorado sobre su inocencia
Lágrimas preciosas y delicadas,
Como la fresca mañana
Que al niño aguarda y espera.
Y al ver a la madre y al hijo,
Mi corazón se emocionaba
Ante esa estampa de pureza.
Felipe Santos, padrecito salesiano
Besos, oraciones y abrazos